35 horas
"Proceso conjunto de extinción laboral" es la nueva sustitución verbal de la palabra "despido". La pronunció el Papa -vivo- de los patronos, o empresarios, José María Cuevas, en una reunión y un almuerzo con el Gobierno -Zapatero- y los sindicatos. Hay una pretensión clásica de despido libre por parte de los empresarios, que es algo que "no está mínimamente automatizado", siguió su lenguaje. Cuando se diga "a la calle", que el trabajador se vaya, realmente, a la calle, y no al sindicato, al laboralista, a los tribunales; o a aquello que antes simbolizaba el Viaducto. No debe temer mucho: Zapatero no pretende cambiar el sistema económico en ese aspecto. Ya les tranquilizó con respecto a las 35 horas semanales de trabajo: no habrá tal cosa. En Francia ese tema es la guerra: los socialistas implantaron esa reducción de jornada, la derecha que gobierna a su turno lo anuló y hay huelgas, motines, protestas. Las 35 horas no se discuten tanto por el descanso que pueden suponer, o por la adquisición de una parcela de ocio, sino porque al reducir el trabajo de cada uno habrá trabajo para más.
O no. La civilización se produce en contra del trabajo humano y a favor del automático. Quizá no haya tanto ahorro porque el entretenimiento de la electrónica y la renovación continua obligatoria por la velocidad del invento pueden ser tan caros, o casi, como el hombre; el técnico capaz de la manipulación es escaso porque no hay aprendizaje y su salario crece. En España, por hablar del país de Cuevas y Zapatero, el problema es de otro orden (además); la chapuza se adapta mal a la nueva máquina, el desconocimiento de ella por parte del obrero y del empresario es prácticamente absoluto, todo funciona como puede, y hasta como no puede, y el producto está saliendo mal (en general). Las reparaciones se eternizan y no ofrecen garantía.
Aún así, el patrono lo prefiere: el hombre le fastidia. No digamos la mujer, de la que esperaba una concurrencia para el hombre y ahora pide igualdad absoluta. Son muchos años de luchas sociales, de reivindicaciones, de revoluciones: fuera, fuera. (En la gran foto, Cuevas sujeta a Zapatero por la espalda como para impedir su avance. Broma graciosa, estilo Berlusconi, para las cámaras. Hubiera sido muy divertido que Zapatero le respondiese con una bofetada en broma. De las de los payasos, de las de circo, digo).
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