Gloria y fracaso de Pepín Liria
Pepín Liria dibujó ayer una de las más bellas páginas taurinas que imaginarse pueda. Pero todo lo echó por tierra a la hora de matar, fíjese usted. La solemnidad, la majestuosidad y la alegría de un torero maduro frente a un toro bravo se hizo añicos en un instante. Así es la vida: de la gloria al fracaso en un abrir y cerrar de ojos.
Había tocado el cielo con los dedos, pero falló una, dos, hasta tres veces antes de cobrar la definitiva estocada. Había pintado una obra de arte, alegre, vibrante, dominadora y suave al mismo tiempo; había llevado la más intensa emoción a los tendidos, pero fue incapaz de firmar su gran faena.
Ahí queda para quien se quiera consolar lo bien hecho, pero fracasó un maestro en sazón para tristeza de todos. Al toro cuarto le dieron la vuelta al ruedo con todo merecimiento, pues si bien cabeceó en la primera entrada al picador, se dejó pegar con fijeza en la segunda, persiguió en banderillas, y fue largo, encastado y codicioso en la muleta. Y no era un toro artista, dócil y blando, sino agresivo y poderoso. Un toro encastado y bravo para un torero artista.
Palha / Liria, Moreno, Valverde
Toros de Palha, muy bien presentados, serios y con cuajo; al 4º, bravo y encastado, se le dio la vuelta al ruedo; los demás, cumplidores en los caballos, correosos, broncos y difíciles. Pepín Liria: tres pinchazos -aviso-, pinchazo y casi entera (ovación); tres pinchazos y estocada (vuelta). José Luis Moreno: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo, media tendida y dos descabellos (silencio). Javier Valverde: cuatro pinchazos -aviso-, tres pinchazos, estocada trasera y seis descabellos (palmas); dos pinchazos, estocada que hace guardia, un descabello y el toro se echa (silencio). Plaza de la Maestranza, 4 de abril. 4ª corrida de feria. Media entrada.
Lo recibió Pepín con una larga cambiada en la puerta de chiqueros; hizo después un quite de una verónica y dos medias con mucho empaque. Tomó la muleta, se llevó la montera al corazón y brindó al respetable.
Toro y torero protagonizaron una verdadera sinfonía taurina de enorme profundidad. Uno, incansable en sus embestidas; el otro, en el sitio justo, con personalidad y maestría, saboreó tandas diversas por ambos lados, trazadas con templanza, hondura y autenticidad. El delirio se apoderó de los tendidos al tiempo que uno y otro se fundían en una obra intensa y vivísima.
Liria montó la espada, y... qué mala suerte. Fracasó el consumado artista, mientras el toro recibía los honores reservados a los animales bravos.
Fue esta lidia del cuarto la más emocionante de una tarde que no dio un respiro al aburrimiento. La corrida de Palha estuvo muy bien presentada; toros con cuajo, astifinos, poderosos, cumplidores en el caballo y, a excepción del cuarto, distraídos, correosos, duros, inciertos y broncos. Toros que exigían toreros de una pieza, auténticos valientes capaces de aguantar miradas y parones que ponían los vellos de punta.
En el primero se mostró Liria como un torero hecho y derecho frente a un toro complicado al que no le dudó ni un momento.
La disposición de Javier Valverde da para escribir un libro. Es valiente hasta dar miedo, pero es un pinchauvas de mucho cuidado. La plaza le reconoció sus muchos méritos al aguantar coladas impresionantes y conseguir algunas tandas ligadas hasta exprimir las descastadas embestidas de sus oponentes. Pero guardó un respetuoso silencio ante el festival de pinchazos con el que deleitó a la parroquia. Como no se enmiende...
Y José Luis Moreno quedó como un convidado de piedra. Le tocaron dos toros apagados, pero su concepción del toreo es muy tosca y moderna. Una tanda de redondos aceptables y pare de contar. Se colocó mal, al hilo del pitón, y se desilusionó muy pronto. Estuvo, pero no se le notó. Ayer sólo brillaron un toro y un torero. Casi nada.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.