Kenzo Tange, el arquitecto que transformó Tokio
El arquitecto Kenzo Tange, la figura de mayor influencia en la arquitectura japonesa tras la Segunda Guerra Mundial por su obra de síntesis entre las líneas puras de la mejor estética tradicional nipona, y el funcionalismo y el modernismo occidental, murió el 22 de marzo, a los 91 años, de insuficiencia cardiaca, en su casa de Tokio.
Tange contribuyó a diseñar la cambiante línea del cielo de la capital japonesa, con la que creó un sello de identidad al resurgente Japón industrial que sobrevivió a la derrota y ruinas de la segunda conflagración mundial usando de forma creativa estructuras de hormigón armado, material muy adecuado para un país que registra el 20% de todos los seísmos del mundo de 6 grados o más en la escala de Richter.
Fue responsable de la ampliación de Tokio hacia el mar en los años sesenta con un plan de diseño urbano a gran escala en el que introdujo innovaciones con una red de puentes, viaductos, islas artificiales y aparcamientos flotantes, con terreno ganado al mar, que permitían el crecimiento y el cambio de la gran metrópolis que es la capital japonesa.
Tange creó en 1991 el complejo arquitectónico del Ayuntamiento de Tokio, que alberga a 13.000 funcionarios y cuyas torres con 243 metros de altura le permiten sobresalir sobre los restantes y numerosos rascacielos de uno de los centros de Tokio, el barrio de Shinjuku. Llamadas las torres de los impuestos, por su alto coste, están inspiradas en la catedral de Notre Dame de París y su estilo supuso un cambio completo de lo que había hecho Tange anteriormente.
La fama internacional le llegó con el diseño del Estadio Nacional de Yoyogi, sede de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, cuyos techos, apoyados en pilares externos, le dan un aire volátil y evocan la sencillez de las formas de un templo antiguo, por lo que han sido calificadas frecuentemente como unas de las estructuras más bellas del siglo XX, al igual que muchas de sus otras obras.
Tange fue autor del plano arquitectónico de la Exposición Universal de Osaka de 1970, con la que Japón acabó de anclarse en el mundo industrializado, y también en 1996 del edificio de la emisora de televisión japonesa Fuji, muy innovardor, con sus torres, una gran bola entre ambas y unidas por puentes para peatones resistentes a terremotos.
A él se debe también la transformación a comienzos de los años cincuenta del núcleo de la ciudad japonesa de Hiroshima, reducida a cenizas por la bomba atómica de 1945, del parque de la Paz, referente internacional del pacifismo y de la modernización de Japón.
Cuando ya era un arquitecto consagrado participó en proyectos internacionales y diseñó edificios en otros países en los que fue más abiertamente moderno que en sus creaciones en Japón, como lo demostró en 1974 con la ampliación del complejo del White's Minneapolis Art Museum (EE UU), al que le añadió obras simétricas cuyo volumen casi duplicó al del edificio principal de estructura neoclásica, su única obra en ese país. Tange también trabajó en Italia, Australia, China, Singapur, Malaisia, Nepal, Arabia Saudí, Irán, Kuwait, Nigeria y Yugoslavia.
Nacido el 4 de setiembre de 1913 en Osaka, se educó en un ambiente modesto en la pequeña ciudad de Imabari, en la isla japonesa de Shikoku, pero ello no supuso un obstáculo para que se licenciara en Arquitectura e Ingeniería en la Universidad de Tokio.
Después estudió y trabajó con Kunio Maekawa, discípulo japonés del gran maestro de origen suizo Le Corbusier, cuyos diseños esculturales en hormigón imitó al comienzo de su carrera. Además de Le Corbusier se declaraba admirador del renacimiento italiano -sobre todo de Miguel Ángel- y del diseñador Walter Gropius.
Nueve años después de licenciarse, ya como profesor en la misma universidad en la que había estudiado, creó el Laboratorio Tange, en el que fue mentor de una generación de arquitectos japoneses de vanguardia que lograron fama internacional, entre ellos, Fumihiko Maki, ganador en 1993 del premio Pritzker y autor del edficio Spiral en el barrio de Omotesando en Tokio. Por esa aula también pasaron Kisho Kuro-kawa, diseñador del famoso Museo Van Gogh en Amsterdam y del aeropuerto de Kuala Lumpur; Arata Isozaki, creador del Palau Sant Jordi de Barcelona y del Museo de Arte Contemporáneo en Los Ángeles (EE UU), y Tadao Ando, uno de los más importantes arquitectos japoneses contemporáneos.
Cuando se retiró en 1974 como profesor emérito de la cátedra de Ingeniería Urbana de la Universidad de Tokio, comenzó a impartir clases como profesor invitado en el Instituto de Tecnología en Massachusetts y en el de Illinois (EE UU), y como lector en las universidades estadounidenses de Harvard, Yale, Princeton, Washington, de California en Berkeley y de Alabama, así como en la canadiense de Toronto.
Entre los muchos galardones que recibió en su país y en el extranjero destaca la Orden de Cultura de Japón y el Premio Pritzker en 1987, que recibió por ser un líder en teoría de la arquitectura y un profesor inspirado, según señaló el jurado.
"No quiero repetir lo que ya he hecho. Creo que cada proyecto es un trampolín al próximo, siempre avanzando desde el pasado hacia el futuro permanentemente en cambio", le gustaba decir a Tange quien se consideraba "afortunado de haber presenciado la transformación de Japón desde la devastación de la guerra a la opulencia actual".
Las exequias de Tange fueron celebradas el viernes 25 en la iglesia de Santa María, que construyó en 1964 y que desde entonces es uno de los símbolos de Tokio por su composición sencilla y altamente modernista, con una aguja helicoidal de hormigón y vidrio, rodeada por cuatro cubiertas parabólicas de acero inoxidable.-
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