La fiesta de la primavera de Sevilla

Me sorprende la demagogia que se hace con la fiesta de la primavera celebrada en Sevilla, y con el tema del botellón en general.

Las incidencias de una concentración tan grande de personas fueron mínimas. Se pudo causar alguna molestia al tráfico rodado, pero ¿no las crea mucho más la concentración de personas para ver la Semana Santa? Una persona de 60 años puede quejarse de que no tiene por qué soportar las molestias de una concentración de personas en torno a un botellón, ¿tenemos que aguantar los ateos o personas que simplemente no les gusta la Semana Santa las molestias derivadas de esta concentración de personas?

Otro ejemplo, el fútbol. Cada dos domingos se colapsan todos los accesos cercanos a ambos estadios de fútbol sevillanos. El autobús 34 no puede llegar a Los Bermejales. He llegado a leer que el viernes se puso de manifiesto la decadencia de la juventud. Decadencia puede ser reunirse en torno a una botella de ron, pero también lo es estar sentado horas colapsando la ciudad para ver pasar una imagen de madera o ver a unas personas corriendo detrás de un balón, eso sí que es una decadencia de la razón. A nadie se le ocurre prohibir el fútbol o la Semana Santa. ¡Basta de demagogia con el botellón y dejadnos beber tranquilos¡

Por cierto, un día de feria hay más comas etílicos e incluso reyertas que el día de la fiesta de la primavera, donde mostramos una actitud mucho más civilizada. En El Rocío se ensucia y se degrada mucho más el medio ambiente que en el botellón.