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Raniero de Mónaco, "estable dentro de la gravedad"

El parte médico del sábado presagiaba una muerte inminente al hablar de "degradación progresiva" de las funciones vitales y acabar con un "pronóstico extremadamente reservado". Ayer, la opinión de los médicos que atienden al príncipe Raniero de Mónaco parecía abrir la puerta a una espera indefinida, pues "las funciones vitales se han estabilizado" y la calificación que acompañaba a "reservado" era "muy" y ya no el desesperado adverbio "extremadamente".

El estado general de Raniero seguía siendo, eso sí, "preocupante", pero qué menos en un hombre de 81 años, operado del corazón hace 15 y al que hubo que privarle de un pulmón hace 5. En realidad, el príncipe monegasco permanece ingresado en la clínica de cirugía cardio-torácica de Montecarlo desde el pasado 7 de marzo, cuando se le diagnosticó una "infección bronco-pulmonar" que luego ha degenerado en complicaciones cardiacas y renales. El más veterano de los monarcas europeos en activo permanece bajo "indispensable respiración asistida", pero, siempre según quienes le atienden, sin haber perdido la consciencia.

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Ayer, unos 400 monegascos acudieron a la misa que celebró el arzobispo Bernard Barsi en la catedral del principado. Lo hicieron con las banderas blanquirrojas del país y blandiendo también los colores amarillos del Vaticano, sorprendidos de ese azar que hermana a dos micro-Estados europeos en una fase de transición política provocada por la vejez y la enfermedad. Miles de turistas italianos quisieron también subir los 151 escalones y otras tantas rampas inclinadas que separan el nivel del mar de lo alto del peñón coronado por el palacio principesco.

Las miradas de los monegascos se reparten entre la bandera que corona el castillo y palacio de los Grimaldi, bandera que temen ver a media asta de un momento a otro, y la puerta de entrada de la clínica, un edificio situado al pie del lujosísimo hotel Hermitage y junto a la futura clínica de medicina deportiva, un centro especializado con el que cuenta mucho el príncipe heredero Alberto con vistas a reorientar las actividades del país.

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