¿Hay agua en el desierto?
El concurso de ganaderías que se celebró ayer en Las Ventas había despertado gran expectación. Para los aficionados tenía gran interés, no por el concurso en sí, sino por la rareza que supone tener al alcance de la mano el ramillete de casta, movilidad y emoción que lleva consigo el encaste Santa Coloma. Casi un reducto entre tantos encierros adocenados. Algo así como encontrar agua en el desierto. Porque agua hay, sólo que hay que saber buscarla. Y una vez que se tiene, se cuida. Gran sabiduría. Los premios más importantes -mejor toro y mejor puyazo- quedaron desiertos. El desconcierto es abismal. Porque casta hubo. Eso sí, la justa, escasa. Como también las fuerzas de los animales. Y cundió el desánimo y la bronca merecida a los picadores. Aunque se cuidaron las formas, se respetó el espacio para picar, los toreros a caballo mostraron muchos defectos, poca técnica y mando, como viene sucediendo tarde tras tarde. Y la suerte de varas, la más legítima y que da sentido a este espectáculo singular es una duda. Por no decir una completa mentira. Empezó el concurso con emoción. Los encastados toros de La Quinta y de Victorino Martín, y con ellos pelearon con entrega Esplá y Encabo. En el primero, Esplá sacó naturales sueltos con sabiduría y Encabo sufrió mucho con el animal, poco picado y muy entero, que no se paraba y que buscaba descaramente al matador. Porfió con la derecha, con entrega, y cuando quiso cambiar de mano el animal estaba orientado. A pesar de su tesón, estuvo por debajo de un toro de poder y que se aplaudió excesivamente en el arrastre. Con la presencia del toro de la ganadería de Cuadri se partió la tarde y la emoción quedó hecha añicos. Tanto el animal como el matador se quedaron a medias. Al primero le faltó codicia, y al segundo, acercarse al sitio verdadero. Se quedó fuera Vilches en toda la faena ante este toro reservón y como recurso intentó el arrimón, que además, no le salió. El dificultoso toro el que salió en cuarto lugar, de la ganadería de Adolfo Martín, casi se fue inédito. Se equivocó Esplá al elegir como picador a Juan Rivera, que no pudo con la arrancada del animal. Ni con técnica, ni con nada. Y ambos diestros se llevaron una monumental bronca merecida. Esplá se descompuso. Empezó toreando al natural, pero la confianza era poca y se quitó del sitio rápidamente. Y lo mismo hizo Encabo con el noble quinto, de la ganadería de San Martín: quitarse de en medio. La única dificultad que tenía el matador era la escasez de fuerzas, pero se limitó a dar trallazos con la muleta y se empeñó en mostrar una dificultad que el animal no tenía. La sorpresa la dio Luis Vilches con un manso de categoría que hizo sexto. Valiente, encelando al toro en el capote, llevándolo con cuidado al caballo, soportando recortes peligrosos por el pitón derecho y un revolcón que le quitó la chaquetilla. Hizo Vilches una faena de poder, de entrega, de extrañeza. Le faltó técnica para fajarse con el toro a fuerza de machetear, de lidiar, pero se entregó con el corazón y con pureza.
Concurso de ganaderías de encaste Santa Coloma / Esplá, Encabo, Vilches
Toros bien presentados. Concurso de ganaderías. La Quinta: flojo, encastado. Victorino Martín: encastado, con genio, aplaudido en el arrastre. Hijos de Celestino Cuadri: reservón, cinqueño. Adolfo Martín: con casta, dificultoso, tardo. San Martín: suelto, flojo, noble. Maurico Soler Escobar: manso, reservón, con dificultad. Luis Francisco Esplá: estocada delantera, 5 descabellos (silencio); media tendida, 1 descabello (silencio). Luis Miguel Encabo: 2 pinchazos, estocada caída, 4 descabellos -aviso- (silencio); 2 pinchazos, desprendida, 1 descabello. Luis Vilches: 1 pinchazo, cíada -aviso- (silencio); 3 pinchazos, media (palmas y saludos desde el tercio). Fallo del concurso: Mejor cuadra de picar: de Alain Bouijol, Nimes. Mejor matador: Luis Vilches. Mejor subalterno: desierto. Mejor picador: desierto. Mejor toro: desierto. Plaza de Las Ventas, 27 de marzo. Media entrada.
Babelia
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