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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Presentes y vivos

No sé a quién se le ha ocurrido el cursi y vago eufemismo de Bosque de los Ausentes refiriéndose al recuerdo de las víctimas del 11-M erigido en el parque del Retiro de Madrid.

Muchos creemos que el nombre apropiado hubiera sido el de Bosque de los Presentes, o algo parecido, porque siempre tendremos presentes y vivos en nuestros corazones el recuerdo de las víctimas de los terribles acontecimientos de aquel día que ya no podremos olvidar jamás.- José Suárez. Madrid.

Casi todos los madrileños hemos conmemorado con tristeza y emoción el primer aniversario de los salvajes crímenes del 11 de marzo del año pasado. Al margen de la obscena explotación comercial que algunos medios de comunicación han hecho de la exhibición y recreación en el dolor de los afectados, creo que era un sentimiento común la necesidad de algún tipo de acto público institucional de recuerdo y duelo.

Dentro de esta conmemoración institucional es completamente acertada la creación de algún monumento permanente que sirva de simbólico recordatorio.

Ha sido el llamado Bosque de los Ausentes lo que se convertirá en el lugar sagrado de recuerdo de las víctimas. La idea del bosque o jardín no puede ser más acorde con la sensibilidad y estética modernas, con la evocación de la perentoriedad e inmaterialidad formal ligadas a un eterno renacer, que nos proporciona la imagen de la naturaleza, aunque aquí sea en la versión más domesticada y amable de un jardín.

Esa fuerza intangible y telúrica de la naturaleza hubiera sido incapaz de proporcionarla cualquiera de los comerciales y anodinos monumentos o hitos escultóricos a la moda que adornan muchas de las glorietas y avenidas de nuestra sufrida ciudad.

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El parque del Retiro es uno de los espacios más nobles de Madrid, por sus dimensiones, su ubicación en el centro de la capital y la dignidad arquitectónica de la mayoría de sus edificaciones. Es también el más democrático y social lugar de esparcimiento al aire libre para los madrileños, puesto que su acceso es libre y es cómodo al estar muy bien comunicado con el resto de la ciudad.

Por su indiscutible personalidad como el parque urbano más característico de Madrid y también por su relativa cercanía al lugar de los crímenes, es sin duda uno de los sitios idóneos para la construcción del jardín conmemorativo.

Pero el Ayuntamiento de Madrid ha decidido hacerlo en el único espacio libre de todo el parque: el arenal conocido como La Chopera. El único espacio que, al no estar arbolado ni ajardinado, apenas requería gastos de mantenimiento, han decidido convertirlo en otro jardín más al uso. Con los consiguientes gastos, tanto de implantación como de conservación.

Lo que el Ayuntamiento ha cometido con el más farisaico disfraz y la invocación a los sentimientos de los madrileños y españoles ha sido una actuación racista en toda regla. Esos inhóspitos, pero adecuados para su uso, arenales de la Chopera era el único lugar en Madrid al que cientos de inmigrantes suramericanos podían acudir los domingos y días de fiesta para encontrarse con sus familias y amigos de su país, y compartir una comida al aire libre o jugar un partido de fútbol.

De un plumazo se ha relizado una operación antieconómica y, por supuesto, completamente xenófoba, al expulsar de un espacio que debiera ser de todos a los más desfavorecidos de nuestra sociedad, como son los inmigrantes, que, hacinados en mínusculas y deteriodadas infraviviendas, encontraban de domingo en domingo una ocasión barata y sana de olvidarse de sus cotidianas penurias, en un lugar al aire libre, que es de todos, no de los contratistas del Ayuntamiento.

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