Ely Guerra viaja por los diversos estilos del rock en su primer disco
La cantante mexicana Ely Guerra edita en estos días en España Sweet & Sour, Hot y Spicy, cuarto álbum de su discografía, aunque el primero que ve la luz en nuestro país. Nacida en 1972 en Monterrey, Nuevo León, pero radicada por muchos años en Guadalajara, Jalisco, Ely Guerra encabeza, junto a su paisana Julieta Venegas, la nueva generación de artistas que han venido a enterrar el viejo arquetipo de pop latino, sustituyéndolo con otra denominación más acorde con su estilo y con los tiempos que corren. Ely hace rock en castellano.
Sweet & Sour, Hot y Spicy es, sin duda, el álbum más optimista en la discografía de una Ely que ha basado sus influencias musicales en Joni Mitchell y PJ Harvey. Una compositora que alcanzó altas cotas de oscuridad con su anterior disco, Lotofire (1999). "Siempre cuento que se me vendió muy bien la idea de cumplir 30 años. En mi país las mujeres se deprimen cuando van a cumplir los treinta. Mi madre me dijo siempre que la década de los treinta es siempre la mejor: vas a descubrir cosas que antes no viviste, vas a tener la mejor iniciativa. Por eso yo esperaba los treinta con ganas". Esa mezcla de dulce y amargo, de caliente y picante, revela una de las aficiones preferidas de Ely: la cocina. Al respecto, Guerra afirma: "Quería explicar que las mujeres estamos abiertas a los colores y sabores. Por eso todas las canciones del álbum tienen como una onda de cocina. He preparado una receta para cada canción".
Sentido del humor
Las canciones del disco suponen un viaje iniciático del oyente por los diversos estilos dentro del rock que trabaja esta compositora, siempre con una pátina de contemporaneidad. En la romántica Ojos claros exhibe claramente una de las claves del álbum: "El sentido del humor del disco es más bien pícaro. La frase de una canción que más lo define es 'ojos claros, labios rosas, déjame que te haga cosas'. Es coqueteo juguetón, directo y sutil. En cierta medida aprendí a reírme de mí misma, cosa que antes no hacía".
También destaca otro tema, basado en la novela de Vargas Llosa Los cuadernos de Don Rigoberto: "En Lucrecia y Rigoberto hay un pequeñísimo momento en el que afloran mis raíces. Hay un efecto de guitarra, un solito al principio. Cuando hice el tema no sabía para dónde llevarlo, pero cuando salió ese solo supe que la canción era algo entre una quebradita y una polca". Este efecto se refuerza con unos emocionantes cohetes que suenan al final del tema: "En el libro de Vargas Llosa, los dos personajes son muy hermosos individualmente. Pero en conjunto son una perfección que habla de la pareja de modo sensual y exquisito. Esos cohetes que suenan eran muy importantes para mí. Es una canción muy tierna". Del mismo modo, la variedad del disco llega hasta temas como Bésame, en los que la rockera roza la música disco.
Babelia
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