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El parque del Tibidabo tendrá una gran zona verde abierta todo el año

El plan prevé una inversión de 50 millones de euros hasta 2009

Clara Blanchar

El parque de atracciones del Tibidabo, propiedad de la empresa municipal BSM, afronta una nueva etapa con vocación de servicio público. El plan que presentó ayer su presidente, Carles Martí, con un presupuesto de 50 millones de euros, prevé crear una gran zona verde de libre acceso durante todo el año, preservar las atracciones emblemáticas y crear otras. El acceso con transporte público sigue siendo la asignatura pendiente.

Los responsables del parque de atracciones cuentan con todo este año para preparar los proyectos ejecutivos del llamado Plan de Futuro, que han redactado el arquitecto Dani Freixas y la pedagoga Lali Bosch. Las obras no comenzarán hasta el año 2005 y no será necesario cerrar el parque.

La primera fase del plan se desarrollará entre 2006 y 2007, y se centra en la cota 500. Es decir, el área que queda al mismo nivel de la actual entrada principal y del templo del Sagrado Corazón, donde se habilitará la gran zona verde. También se construirá un aparcamiento subterráneo que explotará BSM. En la segunda fase, hasta 2009, se construirán terrazas, se cubrirán grandes áreas para resguardarlas de la lluvia y el sol, y se crearán nuevas atracciones.

La primera fase del proyecto cambiará radicalmente el aspecto del parque. La transformación se basará en la habilitación de una zona verde de 28.420 metros cuadrados a la que se podrá acceder libremente todos los días del año. En parte, esta zona ya existe, entre el templo y el hotel La Florida, pero hasta ahora el parque de atracciones le ha dado la espalda. Además, esconde tesoros como la torre de aguas modernista, que es propiedad de Agbar.

El acceso a esta zona verde se situará pasado el hotel La Florida. El público podrá pasear como en cualquier parque y, si le apetece, pagar para montar en las atracciones de esta cota, como el avión, la atalaya y el aéreo. El proyecto también prevé la construcción de dos atracciones donde ahora están las oficinas del parque: el Ingenium y el Espai 8, "pensadas para activar más la inteligencia que el vértigo", según Carles Martí.

El presidente del parque añadió que con la transformación de la instalación también se persigue que sea "una de las puertas a la sierra", para lo que se construirá un mirador sobre el Vallès. Sin embargo, el propio Martí reconoció que todo el plan de futuro "se debe completar potenciando el transporte público".

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Para fomentar el uso del transporte público, el Ayuntamiento ha encargado a Barcelona Regional que estudie una solución alternativa a la actual combinación de transportes. La idea es que un solo medio de transporte conecte la plaza de John Kennedy con el Tibidabo, pero no se sabe cuál. Lo que sí se sabe es que el funicular desaparecerá. Por lo menos tal como es actualmente, por tratarse de un medio obsoleto. "El sistema de cuerdas es muy antiguo y además tiene muy poca capacidad", explicó Martí, quien puntualizó se aprovecharán las vías, al menos el espacio que ocupan.

El Tibidabo registró 487.719 visitantes el año pasado y unas pérdidas de 772.000 euros, pero logró un cash flow de 571.000 euros, explicó la directora, Rosa Ortiz. Durante este año prevén alcanzar los 500.000 visitantes y el "equilibrio presupuestario", antesala de beneficios a partir de 2006, aseguran sus responsables. También recordaron que la inminente modificación del Plan General Metropolitano cierra las opciones de privatización del parque de atracciones.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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