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Reportaje:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Malaisia de fórmula 1

Alonso, todo un líder

El español supera con amplitud a Trulli y Heidfeld en Sepang y logra, tras la de Hungría, su segunda victoria

Aún tiene 23 años, pero se ha convertido ya en el vértice del Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Fernando Alonso (Renault) arrasa con todo. Hacía ya tiempo que se hablaba de él como del sustituto de Michael Schumacher y ayer lo confirmó. Le falta todavía mucho para emular al astro alemán, que tiene el más amplio palmarés de la historia con siete coronas mundiales. Pero el español le va siguiendo los pasos. Le superó incluso en 2003, cuando se convirtió en Hungría en el piloto más joven en ganar un gran premio. Y ayer volvió a demostrar que si tiene un coche ganador entre las manos es difícil que se le escape el triunfo. Alonso ganó el duelo de Malaisia, en un difícil circuito como es el de Sepang, superando con amplitud a sus dos inmediatos perseguidores: su ex compañero Jarno Trulli, ahora en Toyota, y Nick Heidfeld, rescatado del paro por BMW Williams en el último momento.

El asturiano ha sabido manejar la batalla interna en Renault con una maestría impropia de su edad, 23 años
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Schumacher y Ferrari, los líderes incuestionables en las últimas cinco ediciones del Mundial, quedaron muy lejos de la cabeza. Rubens Barrichello, el segundo hombre de los bólidos rojos, fue incluso doblado antes de retirarse con problemas de estabilidad y de motor a siete vueltas del final. Y Schumacher nunca consiguió volar. Estuvo involucrado en el tráfico toda la carrera, tapado a veces, pero sin capacidad mecánica de reacción la mayor parte del tiempo. Se movió entre la décima y la 13ª posición y únicamente los abandonos y su inquebrantable fe le permitieron entrar en los puntos y concluir el séptimo.

Sin embargo, nada de todo eso mediatizó en absoluto el triunfo de Alonso. No gana porque los demás coches no estén a la altura de las prestaciones de su Renault y de los neumáticos Michelin, sino porque es el mejor y está en el mejor equipo actual. Su presencia se deja notar no sólo en los circuitos, sino también en el paddock.

El mismo Jean Todt, afirmó hace unos días: "Alonso es el mejor". Y sus palabras encontraron la réplica de un Flavio Briatore exultante de satisfacción: "Me parece muy bien que lo reconozca, pero antes de irse a Ferrari tiene que ganar algunos títulos con Renault". Su fichaje por la escudería italiana ha llenado la prensa transalpina y española esta última semana. El asturiano acapara portadas en todo el mundo, pero mantiene su cabeza clara. No permite que todo eso le cree un exceso de euforia que pueda descentrarle.

Donde debe demostrar que es el mejor es en la pista. Y ahí no falla. En Albert Park, en Melbourne, realizó una remontada espectacular que le llevó del 13º lugar en la parrilla al tercer peldaño del podio. Y ayer, en Sepang, demostró que también cuando sale delante es capaz de ganar. Nadie consiguió inquietarle durante el fin de semana. En las dos pruebas cronometradas se mostró como el más rápido, por delante de Trulli y, sobre todo, de su compañero de equipo Giancarlo Fisichella, ganador en Australia. La batalla interna en Renault era abierta. Pero Alonso la supo manejar con una maestría impropia de su edad. Y con una serenidad que le acredita como una persona capaz de soportar la presión.

Desde que se abrió el semáforo verde, el ovetense cogió el liderato de la carrera y ya no lo perdió hasta el final. Nadie pudo seguirle. A las pocas vueltas, su ventaja sobre Trulli era ya de cinco segundos y a Fisichella le había sacado más de ocho. Los demás no inquietaban a nadie. Tal vez Kimi Raikkonen (McLaren Mercedes) era quien iba más fuerte, pero un pinchazo cuando iba en la cuarta posición le obligó a dar toda una vuelta con la llanta a la vista y ahí acabaron sus aspiraciones. Su relevo lo tomó Mark Webber (BMW Williams), que acosó a Fisichella a mitad de la cita. Pero, cuando intentó adelantarle en la vuelta 36ª, buscó el ángulo exterior y fue embestido por Fisichella, con evidente falta de grip en su coche, produciéndose el abandono de ambos.

Faltaban 20 vueltas, pero todo había cocluido. Nada podía moverse. Ni siquiera la deshidratación provocada por un fallo en el avituallamiento de agua de Alonso -el aparato no funcionó y perdió cuatro litros de líquido durante la carrera-, podía cambiar nada. El español marcaba la vuelta rápida, Trulli le perseguía a mucha distancia: 15 segundos; Heidfeld estaba a más de medio minuto y Schumacher seguía perdido en medio del pelotón. Nada que objetar. Todos contentos con lo suyo. Trulli dio el primer podio a Toyota y Heidfeld se reivindicó a si mismo y a Williams, a quien todos daban por descartada en este Mudial.

Y Alonso permitió a Renault demostrar que este año tienen el mejor coche y que cuenta además con los mejores compuestos neumáticos de Michelin. Y, además, se convirtió en el primer español que lidera el Campeonato del Mundo de la F-1. Con 23 años -cumplirá 24 en julio-, lleva ya dos victorias, diez podios y cuatro pole-positions y ha dado 210 vueltas en cabeza. Y todo ello en tres años en Renault y cuatro temporadas en la F-1. Unas marcas que justifican su esperanza de emular algún día a Schumacher.

Fernando Alonso saluda a todo su equipo, encaramado a la valla, tras consumarse su triunfo.
Fernando Alonso saluda a todo su equipo, encaramado a la valla, tras consumarse su triunfo.EFE

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