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Entrevista:SOMBRAS NADA MÁS | Benito Zambrano, director de cine

El cineasta que no soporta los malos desayunos

Juan Cruz

Al levantarse. Cuando hablamos, Benito Zambrano estaba en un hotel de Sevilla desayunando. Nos pidió diez minutos de pausa, y al cuarto de hora aún estaba con la tostada en la mano. Qué pasión por el desayuno. "Pero es que si no desayuno bien no soy nadie, y aquí, en Andalucía, es donde mejor desayuno. ¿Tú te has dado cuenta qué pan tan reseco tienen en Madrid? ¡Un pan planchado! ¡Es que no lo soporto! Y aquí desayunas pacientemente, con tu pan recién hecho, tan sabroso, con su aceite... Desayunar es fundamental". ¿Por eso, porque desayuna tan lentamente, tiene tanta paciencia el autor de Solas? "No te creas, yo también tengo mis prontos". Ahora estrena su segunda película, Habana blues, que ha rodado íntegramente en Cuba. "Es una película en la que lo que parece improvisado también ha costado mucho".

¿Qué tal en Cuba? "En Cuba, difícil, duro, el país está muy desarticulado, la gente está muy desmotivada, no se gana dinero, y eso se nota en el comportamiento de los trabajadores... Hay una gran escasez de recursos, y eso hace que allí el trabajo sea hiperduro... Y cuando empiezas una película es como cuando pones en marcha un tren, no lo puedes parar, has de controlarlo para no estrellarte, es muy caro parar... Lo fuimos resolviendo con energía y con ganas, pero fue complicado... Después de Padre coraje, el telefilme, la verdad es que ya había adquirido experiencia, seguridad, tenía más confianza, así que no tenía miedo ante mi segundo largometraje... Ahora bien, siempre encuentras soluciones que te das cuenta de que no sirven para las siguientes películas... Yo hago el cine para disfrutar; es una manera en la que puedo ganarme la vida y no una manera de vivir. A mí no me da la gana vivir pendiente de qué dirán de mí. Mi duda es únicamente si lo estoy haciendo bien o no. Como cuando preparas una cena a unos amigos: ¿les gustará?".

El rodaje. "Te cuento y no acabo de lo que pasó en Cuba con el rodaje. Fíjate que coproducíamos con el Instituto Cubano del Cine, que lleva la tira de experiencia de coproducciones... Pues cuando llegamos a la oficina de producción que nos habían adjudicado, era tan chica como dos cuartos de baño juntos. ¿Y dónde vamos a meter a toda la gente? Luego nos hicimos con una nave vacía en el mismo edificio; a la oficialidad cubana le daba igual tener el espacio vacío, pasaba de nuestra necesidad... Y después, el Chevrolet: teníamos un coche de los antiguos Chevrolet para rodar determinadas escenas... Y se estropeó... Al día siguiente no había Chevrolet: lo habían llevado al taller, ¡y lo habían desmontado!... Un día necesitábamos una bicicleta que debía montar el protagonista antes de que se pusiera el sol... Debía ir a buscarla uno, ¡pero fue todo el equipo de producción a buscarla en un camión! Así que cuando se rompió una silla del rodaje tuvo que arreglarla el electricista... Y el cubano está preparado y es trabajador, pero estas cosas pasan, ¡y te desesperan! Ahora bien, hemos tenido suerte: ni ciclones ni lluvia".

B. Z. [Así se identifica en el correo electrónico]. "Intento ser tranquilo, paciente, controlado, razonable. Odio los extremos, la salida fuera de tono. Tengo buen humor, pero puedo ser agresivo. De chico no me gustaban las peleas ni para jugar. ¿Y ante la fama? No hay que creérsela; en la soledad de la creación, el éxito no te ayuda en nada. Al contrario, te desconcentra. Y lo que más jode ahora es que a medida que uno crece el jodido cuerpo te responde menos. Eso y el dolor es lo que menos aguanto; el dolor de saber que uno siempre va a sufrir, que va a perder a alguien a quien ama, siempre te vas a encontrar con un dolor al lado".

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