La nueva plaza de las risas
Barcelona inauguró ayer un espacio dedicado a Joan Capri en el barrio de Santa Caterina
Hay una plaza en Barcelona donde ayer se rió a carcajadas, a costa del humor de la década de 1960. Y es que parte de ese humor de entonces aún sigue vigente. Para comprobarlo, basta con escuchar los vinilos de Joan Capri (1917-2000), el actor cómico catalán más popular de aquellos años, que desde ayer cuenta con una plaza en el barrio de Santa Caterina, donde nació. Sus monólogos no distan mucho de los que hoy puede recitar cualquier humorista. Se encargó de demostrarlo Toni Clapés, quien ofreció una relación de los temas preferidos de Joan Camprubí, verdadero nombre de Capri. "Contaba que en Barcelona era imposible encontrar un taxi en los años sesenta, hablaba de la subida del precio de la vivienda, se burlaba de las salidas por Semana Santa, criticaba la televisión, se quejaba por el coste de la fruta... ¿Les suena?", preguntó.
De la vigencia del humor de Capri da fe el éxito de la reedición de sus monólogos más célebres en 1997, en un disco compacto titulado El millor Joan Capri. Logró ser disco de oro después de vender más de 50.000 ejemplares. "Entró en las listas de los más vendidos en España. Tuvo tanto éxito que los directivos de la firma discográfica BMG Ariola plantearon en una reunión que se tenía que potenciar a 'un grupo de rock en catalán llamado Capri' que debía de ser muy bueno porque había vendido mucho", recordó su biógrafo, David Escamilla.
La plaza de Joan Capri, un espacio ganado con la renovación del mercado de Santa Caterina, estuvo ayer abarrotada de vecinos que no quisieron perderse el homenaje que le rindieron varios humoristas que se confesaron sus herederos. Estaban allí Andreu Buenafuente, Toni Soler, Carles Flavià, Toni Clapés y Jaume Nolla, y la actriz Carme Sansa, además de familiares del humorista y varios cargos municipales. Muy pronto los balcones se poblaron de barceloneses que se apuntaron al tributo dedicado al que fue su vecino.
Todos los humoristas coincidieron en que Capri contribuyó a prestigiar la figura del cómico con un humor "del pueblo". "Era un hombre que llevó al teatro el humor de la gente de la calle, que hoy sigue vivo", explicó Andreu Buenafuente. "Y miren si era avanzado a su tiempo que se ha inaugurado la plaza mucho antes que el mercado", bromeó. "Era un hombre que explicó las miserias catalanas. Me añado a lo de su vigencia. Decía siempre que iba con frecuencia a la plaza de Catalunya a ver si el banco donde tenía sus ahorros aún existía. Es más, de vez en cuando reclamaba que le enseñaran su dinero en efectivo. Y miren, después del caso Gescartera, me parece que no iba tan desencaminado", ironizó Flavià.
"Dio mucho prestigio a una profesión que no siempre recibe el reconocimiento que debiera. Prueba de ello es que sólo ganan el Premio Goya las películas que hacen llorar. ¿Y las de risa?", se preguntó Toni Clapés.
¿Fue Capri un hombre de éxito? Más bien un fenómeno, a tenor de lo que se expuso ayer. "En la obra Camarada Cupido, en el teatro Romea, había una escena muy famosa. Capri salía pelando una naranja durante 15 minutos y se la iba comiendo lentamente. Pues bien, cada día llegaban al teatro autobuses de toda Cataluña llenos de gente que querían ver la escena de la naranja", contó Escamilla. "Un actor es la actitud", añadió, "y era la actitud de Capri la que sedujo al público. Si hoy [por ayer] estuviera aquí, seguro que entraría por un rincón y diría: 'Ai caram!, no sé on m'he ficat, jo".
"Coincidí con Capri dos veces, una de ellas en la serie de televisión Doctor Caparrós. Allí descubrimos a la persona que había detrás del humorista, a quien a veces no le apetecía salir a escena hasta que le convencíamos, y que se animaba cuando se encontraba delante del público", evocó la actriz Carme Sansa, en uno de los momentos más emocionantes, en la que ayer fue la plaza de las risas. En Barcelona.
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