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El PSE abre una crisis en el Gobierno de Rabanera al apoyar el cese de un diputado

La presidenta del PP acusa a los socialistas de ponerse "al servicio del nacionalismo"

El PSE mostró ayer en las Juntas Generales alavesas su condición de grupo imprescindible, tanto para el PP a la hora de gobernar, como para quien pretenda una oposición eficaz y con resultados o incluso persiga ser alternativa, como reclama el PNV. Los socialistas realizaron un ejercicio salomónico al votar en favor de una de las dos mociones de censura presentadas contra otros tantos diputados del equipo que dirige Ramón Rabanera, propiciando el cese inmediato del titular de la cartera de Asuntos Sociales, Enrique Aguirrezabal, y salvando con su voto en contra al segundo censurado, el diputado de Agricultura, Eloy López de Foronda.

Rabanera, que está obligado a cesar a Aguirrezabal -lo hará probablemente hoy mismo, aunque se tomará unos días para nombrar a su sustituto-, recibió ayer el toque de atención más serio que le haya dado el PSE-EE desde que llegó al gobierno foral en 1999. Casi mediado el mandato, los socialistas parecen decididos a hacer realidad el anuncio de sangre, sudor y lágrimas que le hicieron ya en 2003, inmediatamente después de votar a la fuerza su investidura, tras negarse el PP a ceder al PSE la cabecera de una de las dos principales instituciones alavesas, la Diputación o el Ayuntamiento de Vitoria. Con su posicionamiento ayer, da continuidad a una política que incluye el rechazo a los presupuestos y el sometimiento sistemático del equipo de gobierno a los designios de la oposición.

El PSE no promovió las mociones de censura -una fue promovida por EB y la otra por el PNV- y actuó en el único registro a su alcance para eludir problemas en el contexto preelectoral en el que se presentaron: dar una de cal y otra de arena, para que ni el PP pueda acusarle de estar secundando a los nacionalistas, ni éstos de estar apuntalando a los populares en el Gobierno foral.

Aun así, la presidenta del PP vasco y candidata a lehendakari, María San Gil, en una comparecencia de urgencia en Vitoria y para la que abandonó un acto de la Fundación Ordóñez en San Sebastián, acusó al PSE de poner sus votos "al servicio del nacionalismo" y de no creer en el cambio ni en la alternativa. San Gil quiso elevar con su intervención el perfil local de un conflicto que previsiblemente convertirá en flanco de ataque electoral al PSE y sentenció: "López quiere ser vicelehendakari de Ibarretxe".

El portavoz socialista en la Cámara foral, Juan Carlos Prieto, justificó el voto favorable a la censura a Aguirrezabal en su "muy mala" gestión, mientras que encontró "oportunista" la del PNV contra López de Foronda y votó junto al Partido Popular para derrotarlaEl diputado general, Ramón Rabanera, no tenía previsto intervenir en defensa de sus colaboradores censurados por la oposición. De hecho, no lo hizo, y delegó ese papel en su teniente de diputado, Carlos Samaniego. En situaciones análogas, el lehendakari ha asumido personalmente la defensa de sus consejeros censurados. Esta actitud del diputado general sirvió al portavoz socialista, Juan Carlos Prieto, para argumentar que la gestión de Aguirrezabal ni siquiera estaba teniendo "una defensa suficiente por parte de ustedes".

Rabanera dijo después de la votación que lo ocurrido era "una muerte anunciada". "Pese a los esfuerzos de acuerdo [con los socialistas] la decisión estaba tomada de antemano", sentenció. El diputado general pidió finalmente intervenir en el debate tras ser emplazado por el portavoz socialista, que no desveló el sentido del voto de su grupo hasta escucharle. Rabanera puso mucha carne en el asador y ofreció varias contrapartidas: retirar el conflicto de competencias interpuesto por el Ejecutivo foral ante los tribunales contra su órgano de control, las Juntas Generales, en una actuación sin precedentes que toda la oposición rechaza; revisar el complemento para los perceptores del salario social del Gobierno vasco, y retirar también la norma que establece las ayudas a personas mayores. Además, ofreció un gran acuerdo en materia de bienestar social y volvió a ofrecer a los socialistas su entrada en el Gobierno foral.

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Nada de ello fue considerado suficiente por Prieto, que le reprochó no haber realizado un reconocimiento de problemas ni de los errores cometidos. "La mejor forma de mantener un gobierno constitucionalista es que su gestión sea intachable", le dijo, frente a los reproches de estar poniendo en peligro la continuidad de un Ejecutivo de ese signo frente al nacionalismo. "La mala gestión de Aguirrezabal nos haría responsables subsidiarios de ella sin estar en el Consejo de Gobierno ni decidir nada", argumentó. "No podemos avalarla", remachó, antes de votar en favor de la censura junto a EB, PNV y EA. El único representante de UA se abstuvo por considerar las mociones "una argucia de mal gusto, antiestética, inmoral e improcedente", por haber sido presentadas después anunciarse las elecciones para el 17 de abril y por constituir "un intento de desgaste de una de las opciones electorales y del conjunto del constitucionalismo".

Los cargos contra Aguirrezabal que se encargó de realizar el representante de EB, Ritxar Bacete, incluyeron desde su talante hasta una capacidad de liderazgo "inversamente proporcional a su capacidad para generar conflictos". Según el juntero, Aguirrezabal "ha desatendido la política social, se ha enfrentado gratuitamente con todas las fuerzas políticas y ha roto la coordinación y sintonía que siempre ha existido en esta materia".

Errores y conflictos

Bacete citó los desencuentros del diputado foral de Asuntos Sociales tanto en su relación con las Juntas Generales, con el incumplimiento de mociones, como con sectores significativos relacionados con el bienestar socia. Y enumeró los conflictos laborales que han jalonado su mandato, para sentenciar que Aguirrezabal "ha errado en su papel preventivo y mediador". Igualmente, le achacó "tendencias privatizadoras" y discutió el crecimiento presupuestario, además de acusarle de faltar a la verdad y de tener deterioradas incluso las relaciones con el Ayuntamiento de Vitoria, también en manos del PP.

En su defensa del diputado censurado, Carlos Samaniego resaltó que todas las decisiones del Gobierno foral son colegiadas: "Hago mías todas y cada una de ellas", proclamó. Sobre los enfrentamientos con los representantes de la oposición del diputado cuestionado, Samaniego destacó que aquél ya pidió excusas en tres ocasiones. "¿Qué quieren, que se corte las venas en la plaza pública?", interrogó, al tiempo que acusó al juntero de EB de haberse presentado en el despacho de Aguirrezabal para abogar por un amigo suyo.

Samaniego contextualizó las mociones en el momento preeletoral y dijo que el nacionalismo no ha dejado de buscar "la asfixia económica, política, y ahora también personal" de la Diputación, en su "obsesión" por recuperar, además para su ala más radical, las instituciones alavesas, que perdió en 1999. A la portavoz del PNV, María Jesús Aguirre, la acusó de actuar movida "por el resentimiento" y "dolida" desde que no dirige el área que ocupó Aguirrezabal, y de pensar "que es la única que sabe de Bienestar Social", un extremo que ella negó con vehemencia.

La moción contra el diputado de Agricultura, Eloy López de Foronda, resultó rechazada al unir el PSE sus votos al PP, por considerarla "oportunista". "En este caso" resaltó Prieto, "ayudamos por responsabilidad al Gobierno constitucionalista". Incluso EA se abstuvo junto a UA y dejó a su socio solo con EB.

Los diputados forales de Agricultura, Eloy López de Foronda (izquierda), y de Asuntos Sociales, Enrique Aguirrezabal, ayer en el pleno de Juntas.
Los diputados forales de Agricultura, Eloy López de Foronda (izquierda), y de Asuntos Sociales, Enrique Aguirrezabal, ayer en el pleno de Juntas.L. RICO

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