Rajoy da por hecho que el PSE pactará con el PNV tras las próximas elecciones autonómicas vascas
Cuando falta un mes para las elecciones vascas del 17 de abril, Mariano Rajoy, líder del PP, dio ayer por hecho que el PSE pactará con el PNV si los nacionalistas no repiten su actual mayoría. El PSE ha dicho que no, que su objetivo, si no hay mayoría nacionalista, será intentar gobernar en solitario, con apoyos puntuales de los demás partidos, incluido el PP. Pero Rajoy querría reeditar la alternativa que intentaron el PP y el PSE en 2001, y censuró que los socialistas no quieran ahora saber nada de tal posibilidad. "Lamento que Zapatero no quiera ayudar a la alternancia", aseguró Rajoy ante unos 300 alcaldes de su partido reunidos en Vitoria para pedir al Gobierno más fondos para los Ayuntamientos.
Rajoy hizo ayer tándem con María San Gil, candidata del PP a lehendakari, para defender un pacto entre el PP y el PSOE en el País Vasco. El líder popular acusó a Rodríguez Zapatero de ser "débil en la defensa de la Constitución y el Estatuto". Según él, "la postura de Zapatero ante el plan Ibarretxe es 'no, pero", debido a "su eterno empeño por atender las exigencias del PNV al tiempo que desdeña las reclamaciones de su propio electorado socialista para no molestar a los nacionalistas". El líder popular reprochó al presidente del Gobierno y al líder de los socialistas vascos, Patxi López, que se sientan "más cerca de Pasqual Maragall que de Nicolás Redondo".
San Gil también defendió la alternancia, entendida como el cambio de un Gobierno nacionalista por otro constitucionalista, del PP y el PSOE. Ni Rajoy ni San Gil mencionaron la opción que defiende el PSE, intentar gobernar en solitario. Ahora lo hace el PP en la Diputación de Álava y en el Ayuntamiento de Vitoria porque el PSE evitó pactar con los populares.
En su defensa de la alternancia a favor de un bloque constitucionalista, Rajoy acusó a los socialistas de intentar "alcanzar el poder a toda costa sin que importe la puerta de acceso". Esa puerta, dijo, es el "plan López, que se han sacado de la manga y que es como un plan Ibarretxe sin cafeína". Según él, "los que lo han redactado creen que los nacionalistas tienen razón y que el País Vasco está a medio construir".
Rajoy, como antes San Gil, criticó que se presente un plan para reformar el Estatuto de Gernika. Según ambos, lo que reclama el País Vasco es "un Gobierno que se ocupe de problemas reales, y no inventados, y de acabar con ETA". Rajoy fue más allá en su diagnóstico: "La gente no quiere políticos que generen ilusión sino políticos que gobiernen para todos y se ocupen de los problemas reales".Quizá por esa crítica suya a la ilusión, el discurso de Rajoy ante los alcaldes de su partido optó por el tono monocorde de una conferencia.
Rajoy repasó "el año perdido" que, a su juicio, acaba de culminar el Gobierno. Un año, dijo, "sólo dedicado a la promoción televisiva del presidente", llena de "frases huecas y declaraciones arcangélicas". De ese año destacó "la orgía permanente de la política exterior", que ha situado como "prioridad para España a Cuba, Venezuela y Marruecos", y con la que "cientos de miles de exiliados cubanos recibieron el lunes su ración de talante".
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