A trabajar

Desde hace algún tiempo vengo comprobando lo que gasto en peajes de la autopista: la cantidad va de unos 800 a 1.000 euros anuales. Vivo en Pedreguer (Alicante) y por motivos familiares viajo varias veces al año a Girona y a Castellón. A veces mi mujer y yo vamos a Valencia a hacer compras o simplemente a cenar o al teatro. Yo estoy seguro de que en otras poblaciones de España hay parejas con circunstancias similares a las nuestras; por ejemplo, una pareja que viva en un pueblo cercano a Madrid y que tenga familia en, por ejemplo, Burgos y Sevilla. En principio posiblemente tengamos vidas bastante parecidas, pero no es así, hay una diferencia importante, ellos no han de pagar para ver a sus familiares.

Resulta curioso, por no llamarlo discriminatorio, que una parte de los habitantes de España tengamos que pagar por desplazarnos mientras el resto no lo hace. Ahora se habla mucho de la financiación autonómica, de las comunidades que aportan y de las que no... A los políticos se les llena la boca con palabras grandilocuentes de que no hay que crear diferencias entre unas comunidades y otras; señores, no hace falta crearlas, ya las hay, y ustedes no hacen nada por resolverlo.

Resulta patético ver cómo los dirigentes de la Comunidad Valenciana pierden su tiempo en batallas sobre lenguas imposibles..., mientras los valencianos continuamos pagando peajes; muchos de nuestros hijos asisten a clase en barracones; a pesar de su profesionalidad, los trabajadores de los hospitales se ven desbordados por la falta de centros e infraestructuras, y un sinfín de carencias más. Eso sí, tenemos la montaña rusa más no sé qué de Europa y parte de los alrededores.

Ya sería hora de que los que nos gobiernan se pusieran a trabajar, que dejaran de crear polémicas estériles. A menudo se justifican diciendo que defienden a los valencianos de los ataques, antes de Barcelona, ahora también de Madrid. No se equivoquen, no nos ataca nadie, el enemigo hace tiempo que está dentro.