Una bomba escondida en una iglesia hiere a una niña en Italia
Un criminal que aterroriza desde hace 12 años el noreste de Italia volvió a actuar ayer. La persona desconocida, llamada Unabomber por la prensa, colocó un pequeño artefacto explosivo en una iglesia de Motta di Livenza, una localidad cercana a Treviso. Fue un atentado típico de Unabomber, que no ha matado nunca y parece complacerse en el miedo ajeno y en amenazar a los más frágiles en los momentos más inesperados: la bomba estaba instalada, según los primeros análisis, en uno de los huecos destinados a las velas votivas. Una niña, Greta M., de seis años, activó el detonador cuando colocó su vela de plástico. La niña perdió tres dedos de la mano izquierda, anular, índice y corazón, reimplantados en el hospital Santa María de los Ángeles de Pordenone.
Unabomber ya había actuado en Motta di Livenza, y de forma casi idéntica. El 2 de noviembre de 2001 trufó con explosivos un cirio de misa que estalló al ser encendido por una mujer de 63 años, Annita Buosi. En aquella ocasión, la víctima sufrió heridas graves en los ojos y perdió el uso de la mano derecha. El 24 de diciembre de 2002, el criminal colocó un artefacto en la catedral de Cordenons (Pordenone) y lo hizo estallar durante la misa de Navidad. No hubo víctimas, pero sí pánico. Meses después, escondió bombas diminutas (desactivadas a tiempo) dentro de huevos de chocolate con sorpresas para los niños. El pasado 26 de enero, tras casi dos años de inactividad, Unabomber hizo estallar un contenedor de basuras junto a una escuela.
El desconocido o desconocida actúa en el noreste de la península, en la zona de Venecia y Udine, y muestra una especial predilección por cometer atentados en la provincia de Pordenone. Eso hace suponer a la policía que vive allí o en las cercanías. Pero después de 12 años de investigaciones, centralizadas por la Unidad Móvil de Venecia, la policía italiana no ha conseguido más que vagas listas de sospechosos. La constante amenaza del misterioso Unabomber ha sido incluso explotada comercialmente: un personaje directamente inspirado en el desconocido desempeña el papel de malo, invisible e inaprensible, en una teleserie policial de éxito llamada RSI.
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