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Reportaje:UN AÑO DESPUÉS DE LA MATANZA

El fanático salafí Qutada y el 11-M

El clérigo puesto en libertad por el Reino Unido financiaba sus discursos con dinero recolectado en un barrio de Madrid

José María Irujo

"Tú tienes la misión frente a los no creyentes de eliminar su dominio, matar a sus hijos y destruir sus viviendas. La condena de Dios sobre la gente (los no creyentes) es matarlos". Esta frase de Omar Mahmud Othman, Abu Qutada, de 44 años, el erudito jordano-palestino puesto en libertad el pasado viernes por las autoridades del Reino Unido, retrata el pensamiento del hombre que se convirtió en el dirigente espiritual de los autores que protagonizaron la matanza del 11-M. Era su ídolo, y con algunos como el marroquí Jamal Zougam, dueño del locutorio Nuevo Siglo en el barrio madrileño de Lavapiés, mantuvo estrechos vínculos personales. El juez Baltasar Garzón pidió su extradición en 2003.

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Sarhane Ben Abdelmajid, El Tunecino, uno de los suicidas del 11-M y presunto cerebro del ataque, se enfrentó al imán de la mezquita de la M-30, la más grande de Madrid, porque un viernes el imán Moneir criticó abiertamente los fanáticos discursos de Qutada. Amer el Azizi, un marroquí huido que presuntamente participó en la gestación del 11-M, discutió también con el imán por el mismo motivo. "Se arrodillaban frente a Qutada", recuerda un sirio que trató con varios de los imputados en el 11-M.

Qutada autorizaba en sus fatwas el asesinato de mujeres y niños si eran consecuencia de una yihad y gracias a sus fanáticos discursos se convirtió en el guía espiritual y religioso de grupos terroristas argelinos como el Grupo Islámico Armando (GIA) y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), escisión del anterior, entre otros movimientos salafistas.

Su influencia llegó hasta el corazón mismo de Al Qaeda. Meses antes del 11-S miembros de la corriente Takfir Wal Hijra, la más radical del salafismo, criticaron a Osama Bin Laden porque apoyaba a los talibanes que reclamaban el reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas, para los takfiríes un organismo enemigo. El príncipe saudí habló con Abu Qutada y le pidió ayuda. Le reclamó una fatwa definitiva que aclarara las cosas.

Desde su confortable casa en el norte de Londres, Abu Qutada redactó un discurso en el que desautorizó a los takfiríes y defendió a Bin Laden, a los talibanes y a la Hermandad Musulmana de Siria, a los que también criticaba Takfir Wal Hijra.

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Qutada es un tipo gordo y barbudo que nunca se desprende de su túnica y lleva más de una década refugiado en el Reino Unido después de que las autoridades jordanas le condenaran a 15 años de cárcel por financiar a varios militantes de Al Qaeda detenidos en 1999 en ese país. Su casa se ha convertido en el centro de reunión de yihadistas de todo el mundo y sus discursos son el referente espiritual de decenas de terroristas. El egipcio Mohamed Atta y otros pilotos suicidas del 11-S tenían en su apartamento de Hamburgo (Alemania) una videoteca con todos sus discursos.

Los siete terroristas que murieron en Leganés no llamaron por teléfono al clérigo palestino el 3 de abril de 2004, fecha en la que se suicidaron cuando les cercó la policía. Ese día Abu Qutada estaba en una celda de la cárcel londinense de Belmarsh, donde ingresó en octubre de 2002, pero los autores del 11-M tenían estrechas relaciones con él desde 1995, año en que Mustafá Setmarian, de 47 años, el sirio nacionalizado español que fundó la primera célula de Al Qaeda, se trasladó a Londres para dirigir la revista Al Ansar, el boletín del GIA argelino. Entonces Setmarian era el director y Qutada el redactor jefe.

El sirio español Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah, de 42 años, para la policía española supuesto autor intelectual del 11-M, visitó a Qutada en Londres en más de 25 ocasiones. A veces lo hacía acompañado de su mujer y de sus hijos. Se alojaba en su casa y le entregaba el dinero que recolectaba para la yihad el comerciante tangerino Said Chedadi en tiendas de Lavapiés. Las mismas tiendas de ropa que según el juez Juan del Olmo fueron utilizadas para financiar la matanza contra los trenes de Atocha. Las revistas, libros y folletos que el fanático salafí editaba con sus discursos, "la condena de Dios sobre la gente es matarlos", se financiaron en el corazón de un barrio madrileño.

Omar Mahmud Othman, Abu Qutada, clérigo jordano-palestino.
Omar Mahmud Othman, Abu Qutada, clérigo jordano-palestino.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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