Un coche de lujo por 3.000 euros
La concentración de vehículos de alta gama en la Costa del Sol la convierte en una de las zonas con más robos
La concentración de coches de alta gama en la Costa del Sol la ha convertido en uno de los "puntos calientes" para los grupos dedicados al robo de estos vehículos. Junto con Madrid, Barcelona y la costa levantina, el litoral malagueño es una de las zonas preferidas de actuación en España, para un negocio que en 2002 podría haber generado unos beneficios para las organizaciones criminales que actúan en la Unión Europea de 6.000 millones de euros, según un informe de Europol.
Hace diez años, España era un punto de paso de vehículos robados fuera, y que traían grupos de marroquíes, que los embarcaban en Alicante o Algeciras hacia Argelia y Marruecos, según explica un miembro de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO). Sin embargo, en los últimos cinco años, los robos de coches en la Costa del Sol para venderlos en los países de origen de los delincuentes ha aumentado de forma espectacular. También proporcionan coches
por encargo a grupos de narcotraficantes.
Creciente demanda
La libertad de movimiento tanto en la UE como en los países del Este, tras la disgregación de la ex Unión Soviética, está en el origen del aumento del tráfico ilícito de vehículos. La creciente demanda de coches desde Europa del Este, explica el informe del organismo de las policías europeas, está siendo aprovechada por las redes de delincuentes. En la Costa del Sol, los principales grupos, formados por entre cuatro y seis miembros, proceden de Bulgaria, aunque también hay rumanos o ucranios, explica el miembro de la UDYCO. Las localidades donde se producen más robos son Marbella, seguida por Estepona, Fuengirola, Benalmádena y Torremolinos.
Estas bandas actúan de forma muy organizada y especializada: algunos se dedican a vigilar el vehículo que les interesa, hasta que su propietario lo deja aparcado, en la calle o un garaje. Otros están especializados en abrirlos, y otros en sacarlos inmediatamente de España. En este caso, se juega con la inmediatez del robo. Una vez en el país de destino, donde se encuentra el verdadero grupo mafioso, que ya tiene los contactos hechos, el coche se vende por precios muy inferiores a los de mercado. Así, un automóvil que cuesta 48.000 o 60.000 euros se puede llegar a vender por 3.000. También es frecuente robar un modelo determinado por encargo.
Pese a este bajo precio, Europol considera que "ningún otro tipo de actividad criminal es tan lucrativo con un riesgo tan mínimo". El robo de cien vehículos de alta gama puede generar, según su informe de 2004, un beneficio neto de uno a dos millones de euros. Además, la fuente de la UDYCO consultada explica que, aunque se llegue a detener a los autores, las penas por este delito son bajas.
Los grupos dedicados al robo de vehículos adaptan su forma de operar a los crecientes sistemas de seguridad que la legislación europea obliga a instalar en los últimos modelos. Ante la generalización de alarmas, llaves codificadas o inmovilizadores, ha aumentado el número de robos con el propietario dentro del coche, mediante amenazas o a punta de pistola, lo que da la ventaja de obtener el vehículo y la llave al mismo tiempo, según el informe de Europol. Otra técnica es introducirse en la vivienda del propietario para sustraer la llave, y después el coche.
Además, muchos de los grupos desarticulados en la Costa del Sol, más de 20 en los últimos años, contaban con sofisticado medios para descodificar los sistemas de apertura y bloqueo de los coches. La policía incluso sospecha que algunas bandas logran información confidencial de los propios fabricantes. Pese a que en los vehículos de lujo el fabricante instala muchas veces un sistema GPS que permite localizarlo vía satélite, también los ladrones conocen su existencia, por lo que pueden inutilizarlo.
Aunque el grueso de los robos de coches tenga por objeto su venta, las bandas instaladas en la Costa del Sol también proporcionan vehículos por encargo a los traficantes de droga. En este caso, hay dos tipologías diferenciadas. Por un lado, los narcotraficantes necesitan vehículos para transportar el hachís desde su desembarco hasta una nave o chalet donde se mantendrá oculto. En este caso, se suelen preferir los todoterrenos, con fuerza suficiente para salir de la playa y velocidad, y donde caben con facilidad cantidades que van entre los 500 y los 1.500 kilogramos. Después de usarlo, el vehículo se quema, abandona o reutiliza.
Transporte de droga
Por otro lado, se encargan coches robados, normalmente de media gama, para transportar cantidades menores de droga -entre 60 y 100 kilogramos- adquirida en la Costa del Sol hasta el país de destino. En este caso, se utilizan vehículos estables, y con numerosos recovecos y huecos de serie, que se aprovechan para ocultar el hachís sin que se aprecie desde el exterior. Los traficantes mantienen el coche oculto, y generalmente tienen talleres donde preparar dobles fondos, y falsificar las matrículas e incluso el número de bastidor. Durante el viaje, a países como Finlandia, Letonia, Estonia, Bulgaria, Rumania, Francia o Italia, van delante uno o dos coches lanzadera, para avisar en el caso de que haya algún control.
Uno o dos por semana
Los grupos radicados en la Costa del Sol pueden robar al menos uno o dos coches de alta gama -entre 48.000 y 90.000 euros- a la semana, según calcula un miembro de la UDYCO, que opina que en la actualidad esta actividad se está estabilizando, y que algunos grupos de han trasladado a otras zonas de España, por la mayor efectividad policial.
De los cientos de vehículos desaparecidos al año, se recupera cerca del 90% de los que permanecen en España, pero si se consiguen sacar al extranjero, es mucho más difícil que aparezcan. Según la estadística de Europol de 2002, en España se robaron 106.524 vehículos (concepto que no discrimina por precio, y que incluye también motocicletas), de los que el 15,46%, 16.471, no fue recuperado.
Los coches de alta gama encontrados suelen acabar en las compañías aseguradoras, que ya han indemnizado al propietario por el robo. Cuando han sido utilizados para cometer algún delito, como el narcotráfico, se intervienen y acaban acumulando polvo en los depósitos judiciales.
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