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Crítica:LIBRO DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos mujeres y algún hombre

J. Ernesto Ayala-Dip

Es Una palabra tuya un relato intimista, un relato que en otras manos menos cuidadosas con la seda estilística, menos escrupulosas con el oportunismo sociológico y, sobre todo, menos inspiradas en el entramado entre realidad y tipos psicológicos, en otras manos, estoy seguro hubiera esta historia naufragado entre la farfolla sentimentaloide. Y si no mírese el cuadro protagonista: dos mujeres haciendo de barrenderas en Madrid, mírese si no había que poner freno a la lágrima fácil, esquivar la tentación del trazo costumbrista, la tentación de la atmósfera tremendista. En el apartado moral, o mejor dicho moralizante, la autora de la serie de Manolito Gafotas hubiera podido engancharse a la moda de la novela programática (hablar un poco de todo a ver si así, como a voleo, pescamos lectores aquí y allá). Si se lee con atención el texto que utiliza Elvira Lindo como epígrafe, un fragmento de El libro de Job, extraeremos instantáneamente las claves tonales en que toda la novela se desenvolverá, su gravedad medida, su calado introspectivo; no así, con agradecido criterio, el didactismo inherente a la forma literaria con que fue escrito el texto bíblico. En una entrevista concedida a este diario, se nos informa que las protagonistas de la novela están sacadas de la película Ataque verbal, de Miguel Albaladejo, en la que incluso, aparte de encarnar a una de ellas, también la autora escribió el guión. Este dato no tendría más importancia si no fuera porque en él se ve con claridad meridiana la apuesta literaria de Elvira Lindo. Por una vez la escritura del cine sirve de fuente para la escritura de literatura.

UNA PALABRA TUYA

Elvira Lindo

Seix Barral. Barcelona, 2005

251 páginas. 17 euros

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Las verdades contradictorias

Seamos útiles al lector y expliquemos su argumento. La explicación va a ser necesariamente sesgada para el mejor disfrute de la novela. Rosario y Milagros son dos barrenderas. Llegan a esta situación, digamos a un oficio poco cualificado (el tema de los nuevos pobres en las sociedades desarrolladas está latente en el argumento), por distintas circunstancias. Rosario tiene en el momento en que nos cuenta su historia aproximadamente 35 años, más o menos los mismos que Milagros. Vive con su madre. Su padre las abandonó cuando Rosario tenía 10 años, y a una hermana, Palmira, que vive casada en Barcelona. Rosario recuerda los últimos años de vida de su madre aquejada de una enfermedad senil. Hace dos años que ha muerto y desde entonces alterna su vida sentimental de manera casi clandestina con Morsa, un para ella insustancial compañero de trabajo, y Milagros, compañera de trabajo, amiga y amante ocasional. Contra lo que el lector podría imaginar, su condición de barrenderas no les supone ningún deterioro en su sistema de autoprotección anímica. No es por ser barrenderas que las cosas les van como les van, sino por ser como son. Dos mujeres solas, con dos historias y dos secretos muy diferentes, una con una seguridad insultante para radiografiar al prójimo, no siempre justa, no siempre piadosa, y la otra despojada de madurez para maniobrar en un mundo tan cruelmente inmaduro. Los lectores tendrán que acostumbrarse, mientras leen esta historia, a ese punto de inverosimilitud que traspiran Rosario y Milagros, se tendrán que acostumbrar porque precisamente en este elemento estriba el encanto amargo de esta sentida y hermosa novela. Dicha inverosimilitud no es un defecto de construcción sino precisamente todo lo contrario. Los fantasmas que ve Rosario, en concreto el fantasma de su madre después de muerta, la regla que nunca le vino a Milagros, el bebé que encuentran en un contenedor y que Milagros se lleva a su casa para cuidarlo como si fuera el hijo esperado, el Hijo. No quiero insinuar religiosidad, sino espiritualidad.

Todo lo que ocurre aquí es co-

mo una epifanía, desde una mañana primaveral hasta la mirada de ternura que se descubre la propia Rosario depositando sobre Morsa. Una palabra tuya es la novela de dos mujeres (y algún hombre) que quieren amar y ser amadas. Se dice pronto esto. Cada una, a su manera, busca el método para lograrlo, porque el que tienen es más bien para no lograrlo. En esto consisten sus vidas, en la conciencia a veces trágica, a veces irónica, pero siempre agridulce y nunca exenta de humor, de apechugar con el dolor y la ardua felicidad que se hace esperar.

La escritora Elvira Lindo (Cádiz, 1962).
La escritora Elvira Lindo (Cádiz, 1962).BERNARDO PÉREZ

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