La mesa del destino

Parece que sólo fue el destino el que hizo que en la cena de gala que la noche del pasado martes se ofreció para conceder el Premio Mayte de Teatro coincidieran en la misma mesa los cuatro últimos finalistas, de un total de 12, que optaban al galardón. No obstante, la amistad y el humor pudieron con la posible pelusa, y Carlos Hipólito, María Adánez, Blanca Portillo y Josep Maria Flotats no pararon de reírse y gastarse bromas, incluso cuando el jurado iba dejando uno a uno en la cuneta. El actor Carlos Hipólito confesó que se estaba empezando a cansar de ser el eterno finalista al Mayte. Lo dijo minutos después de que se hiciera con el galardón al que ya había aspirado cuatro veces. El Mayte, creado por la restauradora del mismo nombre desaparecida en 1992, sigue manteniéndose por el empeño de sus hijos Luis y Gema. Es un premio que año tras año concita a las distintas familias políticas del teatro y de la Administración. Esta vez, por ejemplo, compartieron animada conversación y cena la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y el consejero del mismo ramo de la Comunidad de Madrid, Santiago Fixas. Hipólito, que tenía ganas de hacerse con el galardón por su tradición y su prestigio, dijo que el premio más grande, sin despreciar los 3.000 euros y la escultura de Venancio Blanco, eran los comentarios "cariñosos" que le hicieron a lo largo de la noche sus propios compañeros, como María Jesús Valdés, Amparo Rivelles, Manuel Galiana, Analía Gadé, Raúl Sénder o Gemma Cuervo, entre los muchos famosos que asistieron a este evento.-