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Siria comienza el repliegue de Líbano mientras 100.000 opositores se manifiestan en Beirut

Damasco comienza la retirada de los soldados hacia el valle de la Bekaa, cerca de la frontera

"Siria fuera", gritaron ayer miles de opositores en el centro de Beirut, en una manifestación en la que, según los organizadores, participaron 250.000 personas. Mientras se desarrollaba la concentración, las primeras tropas sirias empezaban a abandonar sus acuartelamientos en las cercanías de la capital para dirigirse al valle de la Bekaa, en el extremo este del país, iniciando un repliegue que finalizará en tres semanas, según acordaron los presidentes de Siria, Bachar el Asad, y Líbano, Emile Lahud, en Damasco. La fecha de la salida definitiva de las tropas sirias aún no está decidida.

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"Delante, la gran bandera de Líbano, y después, todos nosotros, detrás de ella", anunció por los altavoces uno de los organizadores de la marcha, en una esquina de la plaza de los Mártires, tratando de encauzar un mar de pequeñas banderas rojas y blancas con el cedro verde en el centro, que avanzaba impetuosa hacia el corazón de la capital. La manifestación se puso así en marcha, pasadas las 12.30 del mediodía, después de un minuto de silencio, a la misma hora en la que hacía tres semanas se produjo el atentado que acabó con la vida del ex primer ministro Rafik Hariri.

La marcha había sido convocada por los partidos y organizaciones de la oposición, para reclamar la salida de todas las tropas sirias del país, pero además para exigir toda la verdad referente al asesinato de Hariri. En la protesta participaron sobre todo jóvenes de colegios y universidades católicas, especialmente de la de Sant Joseph, regida por los jesuitas, convertida en el epicentro y motor ideológico de la revuelta pacífica.

Pero ayer la movilización fue también secundada por grupos de musulmanes suníes, cristianos maronitas, drusos e incluso falangistas del movimiento Kataeb, fundado por el ex presidente Bashir Gemayel, el mejor aliado que tuvieron los israelíes en este país, que se dieron a conocer sin ninguna vergüenza, extendiendo el brazo derecho en el aire representando el saludo fascista. Los primeros datos oficiales ofrecidos por la policía, que aseguraban que en la manifestación habían participado unas 100.000 personas, se contradijeron con los señalados por los organizadores, que anunciaban entre 200.000 y 250.000 personas.

El trayecto de la manifestación, desde la plaza de los Mártires al hotel Fenice, a pocos metros de donde fue asesinado el ex primer ministro, se convirtió en un festival de consignas y gritos, la mayoría contra Siria, a favor de la unidad, por la libertad o la independencia, pero otros fueron simples insultos contra el líder del régimen de Damasco, Bachar el Asad, o contra el presidente prosirio de Líbano, Emile Lahud. Algunos de los muchachos prefirieron dejar por escrito en las paredes afirmaciones contundentes o incluso escatológicas: "Lahud, retírate que me duele el culo".

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Las fuerzas del Ejército, en traje de combate, junto con la gendarmería, apoyada por camiones, vehículos todoterreno con ametralladoras o blindados para el transporte de tropas, jalonaron todo el recorrido, cerraron los accesos de los edificios más importantes y compusieron una barrera infranqueable, que sirvió para canalizar durante cerca de tres horas a los manifestantes.

Hoy, en este mismo recorrido se congregará el "otro Líbano". Esta vez acudirán a la marcha los simpatizantes chiíes de Hezbolá, de Amal, del partido Baaz y de los sectores gubernamentales, que reivindicarán justo lo contrario: la permanencia indefinida de las tropas sirias, aunque sea en su nuevo acantonamiento del valle de la Bekaa. Reclamarán ante todo la prolongación de la tutela del régimen de Damasco como única garantía, para impedir que Líbano caiga de nuevo en manos de Israel y firme un pacto de paz como el rubricado de manera efímera, el 17 de mayo de 1983, por Bashir Gemayel, bajo los auspicios de EE UU y contra la opinión de Siria, la Organización para la Liberación de Palestina y la Unión Soviética.

Abandono discreto

La guerra de manifestaciones en Beirut no parecía preocupar a las tropas sirias, que empezaron ayer de manera discreta a abandonar algunas de sus posiciones en los alrededores de la capital. Los primeros convoyes de soldados se dirigieron al este de Líbano, en el valle de la Bekaa, en Baalbek. La orden había salido de Damasco, donde horas antes se habían reunido El Asad y Lahud para estudiar un calendario de la retirada. En la reunión participaron también los jefes de Gobierno y los representantes de Exteriores y de Defensa.

Los 15.000 soldados sirios proseguirán en los próximos días el repliegue hacia el este de Líbano, para concentrarse en la Bekaa. Esta primera fase deberá terminar antes de fin de marzo, según acordaron los líderes de los dos países. La segunda fase de la retirada definitiva, que deberá devolver las tropas a Siria, será pactada a finales de abril por los responsables militares de Siria y Líbano. La oposición alertaba ayer de que la orden de repliegue no parece por el momento afectar a los servicios secretos sirios, cuyas redes controlan aún de manera férrea Líbano.

Miles de libaneses se manifestaron ayer en el centro de Beirut para pedir la retirada de las tropas sirias.
Miles de libaneses se manifestaron ayer en el centro de Beirut para pedir la retirada de las tropas sirias.ASSOCIATED PRESS

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