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Reportaje:LA CRISIS DEL CARMEL

Penas compartidas

Vecinos del Carmel participan en grupos de terapia psicológica en los hoteles

Ana Pantaleoni

Ventilar las emociones. Dibujar en la mente una actitud optimista. Buscar remedios. Tres infinitivos para poner en práctica. En grupo, puede resultar más fácil, según los psicólogos. El pasado viernes comenzaron las terapias grupales de vecinos del Carmel para intentar superar el trauma del hundimiento de un túnel, y con él la pérdida del piso, del negocio o de los recuerdos. A puerta cerrada y de forma voluntaria, los vecinos comparten los problemas vividos en el último mes.

La red sanitaria ha realizado un total de 951 asistencias desde el pasado 27 de enero en el Carmel. "Del total, el 15% de los afectados durante este periodo han requerido apoyo psicológico", aseguró ayer la consejera de Salud, Marina Geli. Desde que se puso en marcha el dispositivo sanitario del Carmel, el servicio 061 ha realizado un total de 329 asistencias, el CAP de Horta otras 570 atenciones sanitarias y el Centro de Salud Mental otras 52.

El dispositivo de emergencia se ha normalizado, pero los problemas psicológicos persisten. Unas 70 personas desalojadas de su barrio asistirán una vez a la semana y en grupos de 15 a terapia asistencial en los diferentes hoteles en los que viven desde hace un mes. El día fijado es el viernes.

Ansiedad, inseguridad, desconfianza y miedo son sensaciones generalizadas entre los vecinos. "Queremos paliar los síntomas de desubicación de estas personas. Hay mucha gente medicándose porque no pueden dormir", explica Margarita Barranco, psicóloga del colegio oficial que participa en las sesiones. Barranco cree que una de las primeras medidas es impulsar a estas personas a que, dentro de las dificultades, puedan recuperar actividades que hacían antes como, por ejemplo, algo tan habitual como ir al gimnasio.

"No ha habido víctimas pero sí es una crisis de larga duración y eso tiene un efecto de desgaste emocional prolongado", asegura Andrés Cuartero, coordinador del servicio de atención psicológica en emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos. Cuartero pronostica que las terapias tendrán una duración mínima de tres meses y resultarán complementarias al tratamiento individual que están recibiendo algunos de los afectados. Las sesiones pretenden "fortalecer sus recursos personales y ofrecer herramientas a la hora de prever las dificultades", argumenta Cuartero.

Pepi Trenado piensa ir a terapia. Lo hará con su marido, con su hermano, con su cuñado... con la mayoría de sus familiares, todos de la misma finca afectada, el número 68 de la calle de Sigüenza. "Espero que la terapia nos ayude, aunque vamos a tener que aprender a vivir con miedo", dice Pepi, que toma tranquilizantes para dormir. No todos están de acuerdo con la terapia de grupo. Xavier Doménech, comercial de profesión, tiene el piso con grietas, vive ahora en un hotel y siente que le han trastocado la vida. "En el hotel nos cuidan, pero nos han hecho desplazar nuestra situación vital", dice Domènech, que no podrá asistir a las terapias por un problema de horarios laborales.

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Laura Alcampel, otra vecina del barrio, no lo considera una buena iniciativa. "Lo que se necesita es un análisis individual. Imagínese un grupo y todos tirándose los platos a la cara; se les puede ir de las manos", advierte la joven, que se refiere a las diferentes ayudas que han recibido los vecinos en función del grado de afectación. Cuartero asegura que ni los problemas logísticos ni los económicos se pondrán sobre la mesa de estas reuniones.

Alcampel está en tratamiento y reconoce que lo peor son las noches. Cuesta mucho dormir. "La mejor terapia es que nos digan la verdad", exclama.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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