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Reportaje:

Vestir de gala un hotel

Hostelequip ofrece la cara oculta de los establecimientos turísticos: cómo se equipan para seducir a los visitantes

Javier Martín-Arroyo

"Los hosteleros andaluces se han dejado llevar por la bonanza del clima, pero han descuidado las infraestructuras y deben modernizarse. Aunque sea una zona donde se lleve lo típico, les veo un poco carcas", confiesa la riojana Mayte Deza. Su opinión refleja la continua necesidad de renovarse del sector hotelero y a la que pretende dar respuesta el XII salón Hostelequip hasta mañana en el Palacio de Congresos de Málaga. Deza, comercial de la empresa Frucosol, explica cómo su invento evita a los restaurantes el repasado de los cubiertos al mezclarlos con maíz triturado -una especie de serrín-, que sustituye a los abrillantadores para dar la primera y mejor impresión al cliente.

Unos 200 expositores enseñan todo lo necesario para que un hotel, restaurante o cafetería consiga estar a la última en la decoración, mobiliario, maquinaria, alimentación, y además ahorre gastos. Novedades no faltan. Hotel Innova es el programa más futurista de la muestra y pretende abrir los ojos acerca de hacia dónde camina el sector. El usuario entrará en su habitación de hotel con su huella dactilar y la decoración e iluminación estarán decididas en función de su antojo y manías. Esta fusión de hostelería y nuevas tecnologías busca provocar sensaciones y conseguir ahorrar gastos, gracias al control de iluminación y climatización. "El hotel será un ente provocador que se guiará por los perfiles personales de cada cliente, se convertirá en biohotel y dejará de derrochar energía, como hasta ahora, gracias a las placas solares", explica Juan Manuel Sánchez, interiorista. La tendencia se dirige hacia la especialización: hoteles rurales, urbanos, de fantasía... Empeñados en ganar tiempo está Inhova, la empresa que presenta un escáner de documentos que lee los pasaportes y evita las incómodas colas a los turistas que se registran en grupo en los hoteles.

La alimentación tiene categoría de ciencia y el pulso competitivo entre las pizzas, los sandwiches y los bocadillos arroja una victoria "a los puntos" de los bocadillos. Es una de las conclusiones del seminario Sanwichforum que ayer se celebraba en una de las aulas del salón. María Teresa, azafata, explicaba sonriente que "los expertos piensan que el sándwich desbancará a la pizza y que el mollete antequerano es de los mejores panes del mercado". Las empresas del sector han creado el Instituto del Bocadillo y de las Artes del Pan, y ayer se celebró un concurso de bocadillos cuyo ganador asistirá a la final del concurso El bocadillo del año en Barcelona.

"Este salón es para los hosteleros sinónimo de contactos e imagen, nunca de venta. Se cierran tratos pero no se realiza venta directa", aclara la subdirectora de Hostelequip Sonia García. El resultado se traduce en una esmerada camaradería y los hosteleros y proveedores, cuando no trabajan a través del móvil, ríen y se abrazan con efusividad. "Ponerle nombre a las caras y su vida privada es fundamental en las relaciones con los clientes", atestigua un asistente.

Hostelequip, la tercera feria nacional en importancia tras Hostelco en Barcelona y Horeq en Madrid, creció un 20% en 2004 y actualmente aguardan a la ampliación del Palacio de Congresos malagueño para incrementar sus 17.000 metros cuadrados. El salón se concentra en los días laborables para evitar grandes aglomeraciones de curiosos. "A pesar de que hemos intentado profesionalizarla para hacer negocios de verdad, el domingo tienes que cambiar el chip, cuando aún vienen hosteleros con las familias y se sientan en los puestos a picar", comenta García. Lo experimentó Gustavo Macías, en cuyo expositor sudaban una veintena de lustrosos jamones y por tanto fue uno de los más concurridos. A su lado la empresa catalana Josper vendía "la brasa de ayer con la rapidez de hoy": Hornos a carbón que logran que la carne no pierda nada de sabor a 350 grados y estén listos en el menor tiempo posible.

El volumen de negocio ronda los dos millones de euros y el año pasado acudieron 15.000 visitantes, la mayoría de la Costa del Sol, donde se concentra el grueso de la actividad turística andaluza. La variedad de equipamientos es infinita. José Ropero buscaba para su cafetería Glacé agitadores, pajitas y reposavasos. "Queremos darle un aire especial a la hora del cóctel, y en Córdoba nos cuesta encontrar los elementos. Y nos plantamos aquí".

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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