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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mintra

En 2001, Metro hizo con Mintra dos contratos de arrendamiento por 15 años, para: 1) utilización de las infraestructuras de la línea 12 y el acondicionamiento y reforma de la 10 (1.749 millones de euros) y 2) uso de los trenes del Plan de Ampliación 1999-2003 (541 millones de euros).

¿A qué se dedica Mintra? Primero, construye (túneles, estaciones, subestaciones...) y compra (equipos, material móvil...). A continuación, cede su explotación a Metro, que abona un canon: en 2002 fue de 35,33 y en 2003 de 115,91 millones de euros.

Metro, por su parte, ha venido consolidando el alquiler de bienes y equipos. ¿En qué consiste? Se crean empresas (como Caixarenting, SA; Madrid Leasing Corporación, Establecimiento Financiero de Crédito, SA; Hispamer Renting, SA) que compran (por varios millones de euros) los trenes, las subestaciones eléctricas, las máquinas de billetes, las escaleras mecánicas. Por todo ello, Metro paga, en forma de arrendamiento, un importe mensual o anual durante varios años.

Quedan cargados en la cuenta de la empresa creada para ello (como Mintra), que sí recogerá en sus balances las compras y, consecuentemente, las deudas. Así, Metro y la Comunidad no figuran ni como compradores ni como deudores. Así derrochan los recursos públicos, de todos. Pero un gran endeudamiento se produce, aunque se cargue a Mintra. Ante ese agujero interviene (eso parece, ya veremos) la Unión Europea, que determina que la deuda (2.400 millones de euros) es, como es lógico, de la Comunidad. Entonces, ¿qué va a pasar con Mintra, el metro y el Gobierno de la Comunidad? Pocas alternativas existen: frenar en seco el ambicioso Plan de Ampliaciones (poco probable, a tenor de los efectos propagandísticos y especulativos del metro); privatizar Mintra, en parte (para mantener el control) o en su totalidad; sacar futuros tramos de ampliaciones por el sistema de concesión.

O meter Mintra en el torbellino de los fondos de inversión... Esta contabilidad virtual para un metro que vuela no debiera impedirnos ver el suelo que pisamos: gastos inmensos que sufragaremos los trabajadores (en los impuestos y en las abusivas subidas de las tarifas).

Y ¿qué ocurrirá en 2016, cuando acabe el contrato de arrendamiento? ¿De quién será el metro.

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