Sevilla busca el 'turismo rosa'
El Ayuntamiento sevillano quiere convertir a la ciudad en un polo de atracción para los turistas homosexuales
Ir a la recepción de un hotel y pedir una habitación con cama de matrimonio es fácil. Cuando son dos personas del mismo sexo quienes lo hacen, no lo es tanto. Que una pareja de hombres o de mujeres pueda compartir cama con toda normalidad en un establecimiento hotelero deberá ser algo tan corriente en Sevilla, como los coches de caballos o los vendedores de recuerdos. Más aún, si se cumplen los planes que tiene el Ayuntamiento de conseguir que Sevilla sea un polo de atracción para el turismo homosexual, en especial el estadounidense.
Las maniobras para situar a Sevilla en el mapa de las ciudades gay-friendly -sello con el que las compañías especializadas catalogan a las urbes con las instalaciones y las facilidades más atractivas para el público homosexual- ya han comenzado. El 28 de febrero, una delegación del Consorcio de Turismo, y del Ayuntamiento de Sevilla, encabezada por su delegado de presidencia, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, viajó hasta California. Allí, se reunió con el principal tour operador estadounidense dedicado al turismo gay, la empresa Da-si. Entre otros, el objetivo de los sevillanos era negociar la posibilidad de que los cruceros que organizan por el Mediterráneo puedan terminar su ruta en el puerto hispalense, aprovechando su futura ampliación.
Altos ingresos
El viajero gay y estadounidense es más que atractivo. En especial su cartera. Al menos, eso es lo que se desprende de un informe realizado por Turespaña, la empresa pública de turismo en España es clara el año pasado: el 83% de los turistas homosexuales estadounidenses disfruta de unos ingresos superiores a la media nacional -40.000 dólares o más- y el 34% tiene ingresos superiores a 100.000 dólares al año. Sólo en su país, los estadounidenses gays suponen alrededor del 10% de la industria turística. El 98% de ellos se tomó vacaciones en 2004 y en su mayoría se decantaron por viajes internacionales (el 84% tiene pasaporte, cuando la media nacional se sitúa en el 29%). Pero, aunque España es uno de los destinos europeos preferidos por los estadounidenses, disfruta de una posición menos ventajosa en cuanto a turismo homosexual, donde la superan países con menos tradición turística, como Holanda.
No es el caso de Efraín Morán, de 26 años, un hostelero venezolano de nacimiento pero residente en Nueva York desde "hace muchos años". Llegó a España hace dos semanas con un compañero y juntos realizan su "primer viaje por Europa". Barcelona, Madrid, Córdoba y Sevilla han sido sus escalas. Han elegido hospedarse en hostales destinados a un público homosexual. "Suelen ser un poco más caros, pero la mayoría están en muy buenas condiciones", explica el venezolano.
"Lo que ofrece un establecimiento gay es tranquilidad, donde las personas puedan expresar su condición sin preocupaciones y todos compartan unos códigos parecidos", explica Fabián Pérez, un argentino que lleva 14 años en España y que desde hace cinco regenta una pequeño hostal, de clientela mayoritariamente gay, en el barrio de Santa Cruz.
Sin guetos
El empresario tiene una visión algo escéptica acerca de la iniciativa. "Para que realmente funcione, la ciudad debería dotarse de más hoteles, pubs, bares o discotecas especializados. Hoy por hoy, casi no hay". Considera además que "esta ciudad es todavía muy conservadora. Con una doble moral muy fuerte con respecto a la homosexualidad".
En este sentido, Pablo Morterero, presidente de la asociación de gays y lesbianas Colega en Sevilla, discrepa. "Sevilla es mucho más abierta y tolerante de lo que muchos piensan, incluidos los propios sevillanos". Para Morterero, el logro de la capital ha sido que, "de forma natural ha ido evitando la formación de guetos, tan en boga en el mundo anglosajón". El portavoz de Colega, que apoya la iniciativa del Ayuntamiento, espera que, con la llegada de turistas provenientes de la órbita estadounidense, "podamos exportar la idea de una forma distinta de convivencia". Aun así, Morterero critica que se generalice en la idea de que "un turista gay es un turista rico. Es una simplificación que sencillamente no es verdad".
El concepto de integración es el que se quiere fomentar desde el Ayuntamiento. "Queremos que sea algo muy serio, que no se frivolice. No queremos hacer guetos, sino que todo el mundo se sienta cómodo", advierte Gómez de Celis. Según recoge Turespaña, "la comunidad gay es un colectivo de personas que se caracteriza por una determinada orientación sexual, lo que hace que tenga unos intereses y unas necesidades específicas que hacen aconsejable una promoción independiente para este mercado".
Para ello, uno de los primeros deberes que se ha impuesto el Ayuntamiento es la elaboración de una guía dirigida a este sector. Sus contenidos serán los habituales de cualquier publicación destinada a orientar a los turistas en la vida de la ciudad, desde su historia, a las rutas monumentales, los museos y la actividad cultural, pero en los apartados dedicados al ocio, la restauración o las compras incluirá direcciones y establecimientos especialmente frecuentados por la comunidad homosexual. Para hacer la guía, Turismo de Sevilla cuenta con la colaboración de Passion Tours, un operador con sede en Sevilla con una mayoría de clientela homosexual.
La intención del Ayuntamiento es llegar a un convenio con Colega para que realicen una especie de "auditoría" de todas las acciones de Turismo de Sevilla destinada a este sector. "Queremos que ellos nos den el certificado de calidad", apunta Celis.
"¿Por qué una guía gay?"
El documento elaborado por Turismo de Sevilla y Passion Tour empieza con la pregunta del millón: "¿Por qué una guía gay?". La respuesta se da en cifras: España cuenta con 2,4 millones de homosexuales, la mayoría de ellos tiene alto poder adquisitivo, pocas cargas familiares y el 90% asegura viajar 16 veces al año. El mismo porcentaje que afirma ir de copas unas 90 veces anuales (casi dos por semana). La "practica totalidad" de los gays y lesbianas, según el informe, declara salir a comer o cenar fuera de casa por lo menos 70 veces al año (más de una semanal) y destinan algo menos de la mitad de sus ingresos a turismo, cine, teatro, bares, restaurantes, ropa, calzado y productos de belleza, el 300% más que los heterosexuales.
El documento apunta también que este mercado se muestra "apasionadamente agradecido y comprometido" con aquellas empresas que reconocen su diferencia y apoya su estilo de vida. Si algo les gusta, lo difunden entre sus amistades, mientras que "si perciben que una empresa los discrimina o ignora, también corren la voz".
En el caso de la comunidad gay estadounidense, "las estadísticas reflejan que poseen altos ingresos discrecionales debido a que un elevado porcentaje viven en hogares con dos sueldos y sin hijos", apunta el informe.
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