Operación de cirugía urbana

La recuperación del barrio antiguo de Vitoria es uno de los retos que han afrontado los distintos ayuntamientos de la ciudad desde que en 1982 se pusiera en marcha el Plan Especial de Rehabilitación Integral (PERI) del casco medieval de la capital alavesa. Han sido 23 años de continuas inversiones que no han visto su fruto por ningún lado: tanto José Ángel Cuerda como Alfonso Alonso han ido renovando el plan con sucesivas aportaciones, mientras los vecinos del barrio, los del resto de Vitoria y los visitantes veían cómo languidecía el casco antiguo más interesante de Euskadi. Quizá haya que buscar las razones en la encuesta que se presentó la semana pasada, en la que el 51% de los vecinos se pronuncia contra las reformas del plan, mientras que el 38% carece de opinión al respecto. Sólo un 10% respalda el PERI.

El sondeo constata que la principal necesidad vecinal es la rehabilitación de sus viviendas

Como si aceptase los resultados de la encuesta, el consistorio que preside Alonso ha optado por rebajar sus pretensiones para con el barrio, decisión en la que también habrá influido la situación de minoría en que gobierna el alcalde del PP, lo que le ha obligado a buscar consensos. De este modo, se han dejado a un lado proyectos faraónicos como construir una quinta torre en la ciudad, en el solar donde hoy se encuentra el gaztetxe. Y también se han aparcado ideas como crear una zona comercial o levantar distintos edificios para uso cultural. De momento, el Ayuntamiento ha concluido que los problemas más urgentes por resolver son la accesibilidad (instalando escaleras mecánicas) y el aparcamiento, una cuestión que el 30% del barrio, según la citada encuesta, considera prioritaria.

En realidad, el sondeo, que ha sido elaborado por las sociólogas Elixabete Etxeberria y María del Carmen Díaz de Sarralde y el profesor de la UPV César Manzanos, concluye que la necesidad urgente de los vecinos es la rehabilitación de sus viviendas (para un 83% de los encuestados), seguida por la mejora de los equipamientos públicos, en uno de los barrios peor dotados de una ciudad que se enorgullece de sus servicios.

César Manzanos lo dejó claro durante la presentación del informe: "Los vecinos tienen la sensación de que el PERI es más una operación de cirugía urbanística que una recuperación del barrio para sus actuales habitantes". Y este lavado de cara urbanístico se basará en la "reconversión humana": "Se tiene la certeza de que se quiere echar a los más pobres", concluye.

El equipo redactor de la encuesta recuerda que "la legislación actual pone como objetivo primero de la rehabilitación de los cascos antiguos que se mantenga la población existente, además de mejorar sus condiciones de vida y, en especial, la calidad de la vivienda".

Si efectivamente se cumpliera la ley, ello supondría todo un problema presupuestario, que puede echar por tierra los proyectos del equipo de Alonso, ya que casi un 40% de las viviendas del barrio no se han rehabilitado. Justamente, es en ellas donde reside esa población más pobre (el 78% es de clase media baja o baja). Además, el 28% de los encuestados ha reconocido que no es propietario de su vivienda, cuando la media de pisos en alquiler en el País Vasco se queda en el 5,4%.