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Crónica:FÚTBOL | 25ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético olvida la mala suerte

Los rojiblancos, pese a su pobre juego, vencen a una Real Sociedad que mereció más

El Atlético, pero en muy pequeño, minúsculo, se quiere parecer al Atlético grande de los cromos antiguos: defensas de aquellos con una cinta manchada de sangre en la cabeza, centrocampistas terminando una ingeniería técnica, extremos aptos para la competición con galgos, y un delantero elegante capaz de despejar todas las equis de una ecuación de tercer grado. César Ferrando, su técnico, ha olvidado la teoría del toque, aquello de que la mejor manera de defender es tener el balón, y ha abrazado la fe en el vértigo del Calderón. Sólo que si aquello le funcionó bien en Barcelona y muy bien en Villarreal, aunque perdiese en el último minuto, ayer sólo le cuadró en el videomarcador. Hasta el punto de que en el descanso el público, irónico, pedía la hora y Salva, un ariete, sustituía a un lateral, Sergi, con el marcador favorable.

ATLÉTICO 1 - REAL SOCIEDAD 0

Atlético: Leo Franco; Molinero, Pablo, Perea, Sergi (Salva, m. 46); Colsa, Sosa (Raúl Medina, m. 67); Gronkjaer, Ibagaza (Núñez, m. 92), Antonio López; y Fernando Torres.

Real Sociedad: Riesgo; López Rekarte, Labaka, Brechet, Rossato; Prieto, Karpin, Mikel Alonso, Aramburu (Barkero, m. 74); Uranga (De Paula, m. 74); y Kovacevic.

Goles: 1-0. M. 25. Gran galopada de Gronkjaer, que centra desde la derecha, Torres deja pasar y Antonio López remata con la diestra desde más allá del pico izquierdo del área.

Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Uranga, Rossato, Sergi, Kovacevic, Salva y Molinero. Expulsó a Rossato (m. 90)

Unos 45.000 espectadores en el Vicente Calderón.

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Lo cierto es que los rojiblancos, quizá escudados en la estrategia del contraataque, quizá deprimidos por el vuelco de la pasada semana en El Madrigal, no dieron dos pases seguidos y batieron todas sus marcas de pobreza futbolística. Durante todo el segundo periodo no vieron el balón y fueron abucheados por la grada dada su incapacidad para traspasar la línea del centro del campo. Tal fue el enfado de los aficionados, que hasta se olvidaron de aplaudir los saques de esquina favorables, una práctica habitual en el estadio rojiblanco.

La Real tiene bastantes jugadores buenos. Gente que sabe cómo tratar a la pelota. El equipo rojiblanco defendía blando y muy atrás. Y Xabi Prieto, buen y joven futbolista, Alonso, Aramburu y Karpin jugaban a cercar el área de Leo Franco rondito a rondito. Sólo la falta de puntería de Gari Uranga evitó que el equipo guipuzcoano marcase antes de la media hora tres goles casi cantados, y otro más, ya en el segundo tiempo.

En todos los casos falló en la boca de remate y en todos se encontró la pelota franca después de jugadas elaboradas hasta el área pequeña. La retaguardia del conjunto madrileño, con los centrocampistas reculando, camuflados entre sus filas, se encontró muy incómoda durante todo el partido, mirando el balón siempre de espaldas.

Gronkjaer dice que es zurdo. Que no le gusta jugar por la derecha, que no es su sitio, que es un error obligarle a cambiar de banda. Sin embargo, ayer jugó en la derecha. Lo hizo muy bien. Tan bien, que las dos mejores oportunidades rojiblancas llegaron desde su costado. Por ejemplo, la del gol, una magnífica escapada que acabó en un centro raso que empalmó Antonio López. También fue por el empeño del danés, un tipo digno, por lo que consiguió de vez en cuando en los segundos 45 minutos traspasar la línea del campo propio.

Sosa, tras uno de sus partidos menos memorables, lo que ya es una indicación suficiente de su nivel de juego ayer, dejó el campo para ser sustituido por el canterano Raúl Medina: el Atlético mejoró. No mucho, pero sí lo suficiente como para conservar la pelota algo más y obstaculizar las operaciones de Karpin en el medio. El ruso, ejerciendo entre el medio centro y la banda derecha, dio un soberano repaso a los hombres del eje del equipo madrileño con la sencilla receta de ofrecerse y enviar el balón a un compañero.

Medina, además de su aportación a la resistencia, le metió un pase en profundidad a Torres que el delantero, tras dos recortes, convirtió en un tiro al palo. Poco después fue Ibagaza el que no consiguió engatillar, solo, un pase de la muerte del propio Torres.

Fue un Atlético muy pequeño, pero con una buena idea. Y en esta ocasión, suerte.

Fernando Torres, acosado por dos rivales, intenta rematar ante Riesgo.
Fernando Torres, acosado por dos rivales, intenta rematar ante Riesgo.CRISTÓBAL MANUEL

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