El Valencia recupera la libertad
Antonio López apuesta por el equipo del curso pasado y con un estelar Aimar barre al Betis
¿Cuánto daño le puede hacer un entrenador a un equipo? Infinito si se trata de Ranieri. No quedó ayer ninguna duda en Mestalla, donde se vio cómo era el Valencia antes del técnico italiano y cómo puede llegar a serlo después: un conjunto intenso, ambicioso y brillante. El mismo que superó de principio a fin a un repentinamente empequeñecido Betis. Parece mentira. Pero bastaron dos entrenamientos. Un par de charlas. Y unos cuantos cambios en la alineación. Para que el Valencia fuera completamente distinto al que se arrastró hasta ahora. Cada cual jugó en su sitio, novedad notable respecto al destituido y millonario Ranieri. Y de maravilla. Sobre todo Aimar, el más maltratado por la dictadura ranierista, el más liberado ayer. Le dio un toque de distinción a su equipo y fue decisivo. Actor principal de la obra de arte que fue el segundo gol local: un genial pase al primer toque que abrió a Mista la portería de Doblas. Aimar no necesitaba más que esto: que alguien (Antonio López) le dijera que es un jugador fundamental. Lo sería en cualquier equipo del mundo, menos en el de Ranieri.
VALENCIA 2 - BETIS 1
Valencia: Cañizares; Caneira, Ayala, Marchena, Carboni (Moretti, m. 88); Rufete (Sissoko, m. 83), Albelda, Baraja, Fabio Aurelio; Aimar y Mista (Di Vaio, m. 69).
Betis: Doblas; Melli, Lembo, Rivas, Luis Fernández; Joaquín, Arzu (Denilson, m. 81), Assunçao, Cañas (Benjamín, m. 55); Edu y Oliveira.
Goles: 0-1. M. 13. Assunçao, de falta directa. 1-1. M. 29. Baraja cabecea tras una gran jugada de Fabio. 2-1. M. 67. Mista culmina una triangulación con Fabio y Aimar.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Cañas, Doblas, Marchena y Di Vaio. Expulsó a Assunçao por doble amarilla (m. 67).
Unos 45.000 espectadores en Mestalla. Doblas detuvo un penalti a Fabio Aurelio (m. 17).
Y eso que Mestalla sufrió la intimidación que provoca Assunçao antes de lanzar una falta. Brazos en jarra, pasos atrás, tres, apertura de la pierna izquierda en busca del ángulo idóneo, y zapatazo enroscado y potente que superó ayer a un encogido Cañizares. No estiró el brazo lo suficiente. El centrocampista brasileño le tiene comida la moral a Cañizares: ya le ha marcado tres goles. El Betis se encontró con un premio desproporcionado a su fútbol rácano y especulador. Su portero Doblas perdió tiempo desde el minuto uno.
El Valencia, en cambio, había enseñado un arranque exquisito. Llenos de toques, de velocidad en el movimiento raso del balón, de equilibrio. Un lujo inédito este curso en Mestalla. Como si los jugadores se hubieran quitado una enorme losa de encima tras la marcha de Ranieri. Carboni volvía a ser Carboni, recuperada milagrosamente la juventud por el simple motivo de actuar donde toda la vida: de lateral izquierdo. Mista se acercó al que deslumbró el curso pasado, ese delantero tenaz con el gatillo dispuesto; y Aimar dictó un curso de jugar en la media punta: desmarcándose siempre, abriendo la defensa bética con su cambio de ritmo, acariciando el balón para que silbara.
El juego, sobresaliente, no se vio recompensado con los goles. Entre otras cosas porque falló un penalti inmediatamente después de la bofetada de Assunçao. ¡Qué cruz con los penaltis! Cayó eliminado en esa suerte el jueves en Bucarest y volvió ayer a sufrir las consecuencias de no tener un especialista. Podía serlo Fabio Aurelio, por su fabulosa pegada, pero no es sólo eso. Precisamente el brasileño se había borrado de la tanda de Bucarest porque le daba pánico fallar. Y tal vez por eso pidió ayer la responsabilidad. Que pudo con él. O más bien fue la gran estirada de Doblas, que alcanzó su palo derecho, la que evitó el tanto.
El cuadro de López no se vino abajo. Otra novedad. Sino que se cosió a la zurda de Fabio Aurelio para cargarse de razón. El brasileño proclamó un recital de bicicletas hasta que dejó a Melli en el suelo. Su centro de terciopelo lo cabeceó a gol Baraja. Como en lo viejos tiempos. Mestalla empezó a vibrar. Sabía que su equipo podía ganar o perder, pero de otra manera. Sin dejar esa imagen miserable que le había acompañado.
El Betis entendió tras el descanso que debía salir del rincón y el partido se equilibró. También porque el Valencia dio la impresión de llevar el depósito físico al límite. Por poco tiempo. Renació el cuadro de López a zurdazo limpio de Fabio Aurelio, que calentó las manos de un impecable Doblas. Fue el preludio de uno de los goles de la temporada. Dejó pasar con el cuerpo Mista un pase que venía de la derecha, Fabio pasó a Aimar, éste de primeras a Mista y el delantero murciano colocó junto al poste. Enloqueció Mestalla y Assunçao, expulsado, se fue a la ducha. Tanto tiempo sin ganar, sin embargo, puso de los nervios a los valencianos, que sufrieron hasta el final esta victoria liberadora del yugo ranierista.
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