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Entrevista:ISMAEL SERRANO | Cantautor

"Lo más vanguardista me parece protestar"

Pregunta. ¿Su nuevo disco tiene un punto de novedad o nos propina más de lo mismo?

R. No [ríe levemente]. Aquí está la rumba, aunque no es la primera que hago, y nuevas programaciones, bossa nova... Y, además, los contenidos.

P. "Estas canciones son mis naves en llamas". ¿No se pone tremendo?

Respuesta. Sí. Y supongo que forma parte de la tradición de los cantautores. Cuando hay tanto liviano, no está mal que alguien se ponga tremendo.

P. Tanta nave quemada... ¿Qué tiene de Hernán Cortés?

R. Muy poco. No soy tan soberbio. Pero sí me gusta dejar constancia de las cenizas, que son parte de nuestro pasado.

P. ¿Y se ve conquistador? Dé datos y no se tire faroles.

R. No me gusta nada el término, por las connotaciones que tiene de gente que expolia y somete. Yo, más bien conquistado, porque soy un chico fácil.

P. ¿Esta afirmación puede causar estragos en la parroquia?

R. No, no creo. Soy un chico fácil fundamentalmente porque tengo un miedo patológico a la soledad, que es lo que me lleva a componer canciones.

P. Desde pequeño jugaba con un micrófono: lo tenía claro.

R. Sí. Me gustaba la música, que para mí era terapéutica, porque era un niño tímido y me hacía sentir especial, supongo, y menos solo.

P. Colgó Físicas en cuarto por la guitarra.

R. Porque la música me daba bastantes más respuestas que la ciencia. Decía Bertrand Russell que a él le gustaban las matemáticas porque no son humanas. Y yo en la facultad aprendí que había profesores de matemáticas que tampoco lo eran.

P. Ahora entiendo la referencia de su disco al libro ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que inspiró Blade Runner. ¿Cree que los androides no tienen nada mejor que hacer?

R. Soñar, con lo que sea, es maravilloso. Y no sé por dónde irá la fantasía de los androides, pero igual va por las ovejas eléctricas.

P. ¿Ser cantautor protesta no queda un poco a trasmano a estas alturas del partido?

R. Lo que está un tanto trasnochado es ser un cantautor que se pliega a las exigencias del mercado y de un sistema cada vez más hostil y agresivo. A mí lo más vanguardista me parece protestar, hacer canción protesta y canción propuesta.

P. ¿No baja nunca la guardia?

R. Yo tendré mis vicios inconfesables, mis errores y mis bajadas de guardia, seguramente. Pero no las confieso.

P. Confiese algún vicio inconfesable.

R. Fundamentalmente, la pereza: dormir, dormir y dormir. Y también la impuntualidad.

P. Puesto a ser vicioso, le encuentro de vía estrecha.

R. No son para asustar a nadie. Pero hay otros que... He tenido mis noches que han durado varios días.

P. En la canción Elegía hace una incursión en la rumba. ¿Le va pidiendo el cuerpo más bailar y menos sufrir?

R. Bueno, sí. Pero es una rumba jodida, porque es carcelaria, y habla de los parias que crecen en toda la periferia. La verdad es que la vida está como para sufrir un poco.

P. Planazo.

R. La cárcel es un plan terrible al que condenan a cantidad de gente que es carne de trena casi desde su nacimiento, como le pasó a El Vaquilla y a muchísimos otros que o nacieron en el barrio de La Mina o viven en Las Barranquillas, y que no tienen otra opción. Los Chichos y Los Chunguitos, que yo creo que son una referencia en este caso, tienen un gran éxito en la cárcel.P. ¿La tostada cae siempre por el lado de la mantequilla?

R. No. Es más, no siempre se cae. Incluso a veces podemos saborearla y disfrutarla.

P. Hizo una película, El corazón de Jesús. ¿Cómo es el suyo?

R. Pues el de un tipo de 30 años que tiene más dudas que certezas, que tiene miedo patológico al paso del tiempo, al olvido, a la soledad, y que ha buscado como terapia componer.

P. Han llegado a escribir: "Es un poco demagogo y obvio". ¿Le duele, con lo profundo y comprometido que es usted?

R. Hombre, me parece insultante. Muchas de las críticas musicales están hechas desde la autoridad que otorga el fracaso.

P. Alguna vez le han comparado con Manu Tenorio. ¿Le quedan venas para abrirse?

R. Eso no me lo creo, hasta ahí no llego. No me lo creo. No me lo puedo creer. Aunque lo leyera no me lo creería.

Ismael Serrano, el lunes en el barrio madrileño de Vallecas.
Ismael Serrano, el lunes en el barrio madrileño de Vallecas.RICARDO GUTIÉRREZ

PERFIL

Tiene 30 años y saca su sexto disco, 'Naves ardiendo más allá de Orión'. Es un experto en cómic, que prefiere Robin a Batman, y Goliat al Capitán Trueno. Su perro se llama 'Capitán Haddock'. Le gusta ir a la aldea de su madre a jugar al mus, reencontrarse con los amigos y viajar y trasnochar con su mujer. Querría no hacerse mayor.

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