La mística de Oriente Próximo

El XV Festival de Arte Sacro nos trajo este programa dedicado al Oriente Próximo místico. Es un decir, porque en realidad Morente hizo su flamenco habitual, el repertorio que está haciendo en su actual gira. Sólo en la parte de los israelíes hizo un número con ellos, en que Zrihan y él cantaron alternándose, cada uno en su propio idioma, un tema.

La parte israelí, de una cierta monotonía, tiene, sin embargo, una cadencia rítmica de impacto. Y en ella sobresale la voz de Emil Zrihan, vital, poderosa, que en momentos llega a unos niveles altísimos.

Voz en que hay melismas, lo que no quiere decir que el canto tenga algo que ver con el flamenco, aunque puede que alguna conexión sí se le pudiera buscar... Morente hizo su repertorio habitual, el que está realizando en sus actuaciones en público últimamente, de flamenco más o menos tradicional. Temas convencionales, que si bien contienen la dosis de personalismo inevitable ya en el cante de Morente, tampoco es demasiado lo que nos suena a nuevo. Hizo, pues, la caña, mirabrás, tangos, cabales, soleares, bulerías... Y unos cantes a palo seco que siempre son aclamados por el público.

Enrique Morente cantó bien, a media voz, sin romperse. Es últimamente lo que más vemos en él, una forma de cantar conservadora que le preserve de cualquier riesgo.

Aun así, tuvo unos momentos mejores que otros. Los cabales, por ejemplo, fueron de una belleza sorprendente, a ritmo rápido y sostenido. Pero no hubo, en cualquier caso, nada extraordinario que resaltar.

Lo que ocurre es que Morente hoy día goza absolutamente del favor del público, que le aclama cante lo que cante y como lo cante. Está en un momento muy dulce de su carrera, y de esas rentas vive de alguna manera.