"Una llama de 50 centímetros y dos explosiones moderadas"
El vigilante de Prosegur que acudió al despacho en llamas de la planta 21ª cuenta a los investigadores de la policía que no pudo abrir la puerta del lugar incendiado porque algo la atrancaba por dentro
La Brigada de Policía Judicial de Madrid inició el 14 de febrero la investigación sobre el incendio ocurrido dos días antes en el rascacielos Windsor. Lo que sigue es un resumen de las declaraciones efectuadas por los cuatro vigilantes de Prosegur que cuidaban la torre cuando se desató el fuego.
- Jefe de Seguridad de Prosegur. Estaba en Burgos. Declaró a la policía que el Windsor tenía contratado el servicio de seguridad con Prosegur desde mayo de 1999, con tres vigilantes durante las 24 horas y uno de refuerzo de ocho de la tarde a ocho de la mañana. En la noche del incendio había cuatro vigilantes (Roberto, Javier, Yago y Beatriz, que custodiaba el exterior del edificio debido a las obras de reforma). Los vigilantes del interior se reparten entre el puesto de consolas (con sistemas de seguridad electrónicos), de control de accesos y de rondas de vigilancia. Los partes de incidencia del día se quedaron en el edificio ante la urgencia con que tuvieron que salir de él. El vigilante del puesto de consolas avisó a los bomberos.
- Vigilante que hace rondas. Yago E. contó a la policía que hacía rondas por todas las plantas del edificio y el garaje a partir de las 00.30. A las 23.15, su compañero en el cuarto de control, Javier L., le comunicó que había saltado una alarma de incendio y le pidió que lo comprobará en la centralita, donde se especifica de dónde procede la alerta. Comprobó que era en la zona sur de la planta 21ª, sede la empresa Deloitte. Subió solo a la planta 21ª y comprobó que uno de los despachos tenía el detector de incendios encendido. Un cristal situado junto a la puerta del despacho le permitió ver humo y "una llama que salía desde el suelo elevándose unos 50 centímetros y pegada a la pared". Intentó entrar golpeando la puerta porque no tenía las llaves (guardadas en la planta baja), momento en el que escuchó dos explosiones consecutivas de intensidad moderada.
Con el equipo de transmisiones comunicó a sus compañeros qué ocurría y pidió que avisaran a los bomberos y al empleado de mantenimiento, que estaba en el rascacielos. Como era el vigilante de más edad, ordenó evacuar el edificio. Mientras su compañero sube a ver lo que ocurre con el responsable de mantenimiento, Yago E. baja a por las llaves del despacho y regresa. Comprueba que el pomo de la puerta del despacho del fuego no está caliente e intenta abrirla, pero "algo bloquea la puerta desde el interior", sin poder precisar qué. Por el hueco que queda en la puerta intentan usar un extintor pero desisten porque sale mucho humo.
La vigilante que se había quedado en recepción avisa de la llegada de los bomberos. El guarda Javier se queda con los bomberos explicándoles qué ocurre, mientras Yago E. bajó a las plantas 7ª, 8ª y 14ª, donde "suele haber gente trabajando", para cerciorarse de que no había nadie. Cuando estaba desalojando, se topó con una mujer que trabajaba en la planta 9ª.
Baja a la recepción y se entrevista de nuevo con los bomberos. Yago E. insiste en que cuando los bomberos subieron a la planta 21ª sólo había fuego en el despacho de la zona sur, de 10 a 12 metros cuadrados. "Si hubiera podido acceder al despacho, hubiera podido apagar el fuego con el extintor". A las doce de la noche y por indicación de los bomberos, los vigilantes abandonan la torre.
- Vigilante del control de accesos. El vigilante Javier L. cuenta a la policía que una de sus obligaciones es hacer rondas interiores por aparcamientos y plantas, pero que hay algunas oficinas a las que tienen prohibido el paso "aunque hay llaves para casos de emergencia". Para acceder a las diversas plantas del edificio son necesarias llaves o una tarjeta depositada en la recepción y que es única. Una cámara de seguridad enfoca esa tarjeta por lo que queda grabado quién la utiliza y su uso se registra en los ordenadores. Javier L. estuvo hasta las 23.00, cuando se hizo cargo del control de accesos, en distintos puestos (control de cámaras de los sótanos, y rondas).
Javier L. asegura que cuando inició el servicio, a las 19.00, los compañeros le comentaron que había llaves entregadas por lo que había gente en el edificio. Durante el transcurso de la tarde, según cuenta, la gente fue saliendo, aunque en el momento en que se inició el fuego "con seguridad había gente en el interior". Cuando su compañera Beatriz dio el aviso de incendio por megafonía para la evacuación, de la planta novena bajó una mujer que el vigilante conocía.
Javier L. asegura que su compañero Yago, que ha subido a la planta del fuego, le comunica que la situación es peligrosa y que había oído una explosión. Javier sube en ascensor a la planta 21ª junto a Rafael, el encargado de mantenimiento. Observan "abundante humo blanco" por el pasillo por el que avanzan y al llegar a un despacho de los que dan a la calle Raimundo Fernández Villaverde y que estaba frente a un extintor comprueban que por debajo de la puerta sale un humo gris. Intenta abrir la puerta, pero parece que un mueble caído lo impide. Entonces sale una "enorme bocanada de humo negro". Javier no ve "llamas". Entonces deciden retroceder. Javier baja a recibir a los bomberos. Sube de nuevo y comprueba planta por planta, desde la 21ª hasta abajo, que no quedan personas.
- Vigilante de obras exteriores. Beatriz comenzó a trabajar en el Windsor en noviembre. Cuando sus compañeros la avisaron del incendio, Beatriz ayudó a Javier a abrir dos puertas de emergencia laterales y otra cercana a unos tornos e indicaron a los bomberos por dónde tenían que entrar al edificio. Subió con Yago para una última inspección del edificio por si quedaba alguien. No hallaron a nadie. Luego se cortaron las comunicaciones telefónicas (sólo se podían recibir llamadas) y el intercomunicador de las plantas. Por megafonía avisó de que se evacuara el edificio. Vio salir a una mujer alta, rubia, con pelo largo, que le contó que bajaba de la planta 9ª, en la que no quedaba nadie. Beatriz atendió llamadas de la familia Reyzábal, dueña del edificio, para conocer qué pasaba. A las doce y diez de la noche se presentó el jefe de seguridad de Prosegur y otro hombre, que ordenan abandonar el servicio.
- Vigilante de la sala de control. Roberto G., vigilante del Windsor desde junio, dice que sobre las 23.15 escuchó la alarma contra incendios en la que aparece un código que se debe descifrar en otro lugar de la misma planta para conocer el origen del incendio por lo que avisó a su compañero Yago para comprobar en el cuarto de ordenadores dónde había saltado la alarma. Yago comprobó que en el despacho del incendio había un aparato de aire acondicionado pegado a la pared del que salía abundante humo. Roberto, alertado por Yago, avisó a los bomberos a las 23.20 desde un teléfono de la sala de control donde estaba.
Cuando llegaron los bomberos, subieron a la planta 19ª en ascensor y desde allí, por las escaleras, a la 21ª. Luego acudió otra dotación de bomberos que solicitó un plano del edificio de la planta 21ª y pidieron a Roberto que avisara al personal de seguridad puesto que caían cascotes y trozos de ventanas. Su compañera Beatriz le dijo que los bomberos pedían la ayuda de un vigilante que conociera la planta y subió con ellos. Al llegar, Roberto vio a un bombero en el suelo sin la mascarilla puesta. El vigilante tuvo que bajar porque carecía de mascarilla de oxígeno. En la recepción, un hombre "con gafas que no se identificó" les ordenó dejar el edificio. Ya en la calle, escuchó una fuerte explosión en los túneles que acceden a Azca y vio aparecer un vehículo marcha atrás.
El vigilante declaró a la policía que hay diez cámaras de seguridad en el edificio: una en la puerta de acceso al torreón; otra en la puerta que accede a Técnica 2 (sala de máquinas que hay entre las plantas 16ª y 17ª); una tercera en la acceso a Técnica 1 (otra sala de máquinas entre las plantas 3ª y 4ª); la cuarta en el interior de Técnica 1; otra cámara en la terraza B-14, que da al tejado del Corte Inglés; una interior ubicada en la recepción y cuatro en el parking.
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