Duelo de colosos en el Camp Nou

Llega el Chelsea al Camp Nou y al Barcelona se le pone la piel de gallina, emocionado como está por reencontrarse con un partido que le evoca las citas memorables con el Real Madrid y el Milan, en las que la afición y el equipo alcanzaron la cima futbolística. Al Barça le costará volver a tener el punto de juego y de entusiasmo que consiguió entonces, pero si hay un torneo capaz de poner en pie a la gent blaugrana ése es la Champions, y más si el adversario se llama Chelsea, que pasa por ser el equipo de moda por su presidente, por su entrenador y por su plantilla, profunda y variada.

El Barça se muere de ganas por medirse al líder de la Premier porque Laporta se siente más afortunado que Abramovich, a Rijkaard le encantaría rebajar los humos a Mourinho, Ronaldinho está ansioso por conquistar Europa y el equipo entiende que no hay mejor rival para contrastar su capacidad ofensiva que el inaccesible Chelsea, el mismo que sólo ha perdido tres partidos (uno de Liga, uno de la Copa de Europa y otro de la Cup) y al que es imposible meter un gol.

Ambos son dos colosos, cada uno en su campeonato, aunque el Chelsea no tiene nada de inglés. Equipo muy trabajado y organizado, más fuerte táctica y físicamente que el Barça, está tan contento de haberse conocido que su entrenador fue capaz de cantar ayer el acta del partido: anunció las dos alineaciones y el nombre del árbitro [Anders Fisk]. La ausencia de Duff le resta velocidad y sin Robben pierde encanto y a cambio se endurece al punto de que se parece al Oporto. Al Barça le conviene consecuentemente evitar el cuerpo a cuerpo y las jugadas de estrategia, tener paciencia, abrirse por las bandas y mover al rival hasta sacarle del campo. Le avala el talento y la imaginación de sus futbolistas y le puede perder su ingenuidad.

Nunca ha enfrentado el Chelsea a un equipo como el Barça. El problema, sin embargo, es que no hay mejor entrenador para descifrar a cualquier rival que Mourinho, que regresa al estadio azulgrana como campeón. El Barça, y también Ronaldinho, necesitarán de su mejor versión para resolver una eliminatoria que puede decantarse por un detalle. Un experto como Albertini, que hoy volverá a ser titular -la alineación será Valdés; Belletti, Puyol, Márquez, Gio; Xavi, Albertini, Deco; Giuly, Eto'o y Ronaldinho- ha dejado dicho: "El 0-0 no es un mal resultado". Una apreciación que avala la dureza psicológica de un choque entre estilos opuestos.

Un error puede significar la derrota, de ahí que el equipo azulgrana reclame el calor de su hinchada, dispuesta a recrear la magia que tan sólo se genera en la Copa de Europa. El Camp Nou estará a reventar. Incluso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reconocido aficionado barcelonista, ha anunciado su presencia en el palco.