RAI, en capilla de la privatización
La Radiotelevisión Italiana (RAI) emite grandes cantidades de publicidad y, además, se financia con un canon anual de casi 100 euros impuesto (en teoría, en la práctica no todo el mundo paga) a quien posea un televisor. La doble vía de ingresos permite que los tres canales terrestres, el de noticias y varios temáticos, den beneficios (82 millones en 2003) tras años de sufrir pérdidas de casi 20 millones de euros.
La RAI está en proceso de cambio. Antes de 2006 se prevé privatizar un tercio del capital y, según la polémica ley de televisiones aprobada por el Gobierno Berlusconi, otros paquetes de acciones saldrán gradualmente a bolsa. El objetivo es hacer de la RAI una empresa de titularidad privada, aunque posea, al menos hasta 2016, la exclusiva del "servicio público", es decir, el canon.
El consejo de administración vive muy precariamente. Tras dimitir la presidenta, Lucia Annunziata, y los demás representantes de la oposición, en protesta por los abusos gubernamentales, quedan sólo cuatro consejeros, todos de la coalición berlusconiana. Como la elección del consejo corresponde a los presidentes de la Cámara y del Senado "en representación de la mayoría parlamentaria", nadie tiene gran interés en renovar un consejo que sería dominado como ahora por los partidos conservadores. Se prefiere esperar a la privatización parcial y a la aplicación del sistema de elección previsto en la ley. Así, siete de los nueve consejeros serán nombrados por un Consejo de Vigilancia externo (que presidirá la oposición), otro por el Ministerio de Economía y el noveno por los consumidores. El director general será nombrado por el consejo, con apoyo de al menos dos tercios.
