Bush sugiere que fumó marihuana en su juventud
Doug Wead, que trabajó en la Casa Blanca hace 15 años y que fue amigo de George W. Bush, grabó secretamente sus conversaciones con él hace siete años. Wead, que acaba de publicar un libro, dijo ayer en la cadena de televisión ABC que a Bush le preocupaba que "sus errores de juventud" le impidieran lanzarse a la carrera por la Casa Blanca. De las cintas, anticipadas por una conversación entre Wead y The New York Times, se deduce que el presidente no fue ajeno a ciertas drogas, pero que no quería contestar a si las usó o no, aunque eso le costara la reelección: "No respondería a preguntas sobre la marihuana. ¿Sabes por qué? Porque no quiero que ningún joven haga lo que yo hice hace 30 años. (...) Quiero ser presidente, quiero ser líder... ¿Te imaginas a tu hijo diciéndote: 'Papá, el presidente Bush fumó marihuana; yo quiero probarla?".
"Da igual que las preguntas se refieran a LSD, cocaína, hierba o cualquiera de esas cosas, porque si respondo a una, enseguida habrá otra. No voy a responder a ninguna pregunta. Y eso me puede costar las elecciones", añade Bush. La Casa Blanca no negó nada y se limitó a esta escueta reacción: "Se trata de conversaciones informales que el entonces gobernador de Tejas tuvo con alguien que creía que era un amigo".
Wead dejó de trabajar para la Administración en 1990 porque el entonces número dos del Gabinete de Bush padre le echó después de saberse que había enviado una carta a sus contactos ultraconservadores criticando la invitación hecha a activistas gays para que participaran en una reunión en la Casa Blanca. En otra conversación grabada aparecida en The New York Times, Bush aparece preocupado por el riesgo de navegar entre dos aguas: teme la reacción de la derecha religiosa ante su negativa a criticar a los gays y se preocupa por la reacción de los votantes centristas ante sus contactos con los líderes religiosos, que trata de limitar públicamente. A pesar de que condena el comportamiento de Clinton con Lewinsky, Bush dice en las cintas que no le gusta la investigación a la que fue sometido el ex presidente demócrata. En otros fragmentos critica a sus rivales republicanos en las primarias.
Wead aseguró a la ABC que no tenía intención de hacer públicas las cintas grabadas secretamente, pero que su editor le ha forzado, probablemente por las bajas ventas de su libro La educación presidencial: los padres de nuestros dirigentes, publicado hace un mes y en el que no hay ninguna mención a las revelaciones que aparecen en las cintas. Wead, que asegura que admira a Bush y que está en contacto con algunos miembros de su familia aunque no ha hablado con el presidente hace cinco años, afirma que grabó las conversaciones "como testimonio histórico" y que no las ha dado a conocer para ganar dinero o vender más volúmenes, y que su agente le dijo que el hecho de no haberlas incluido en su libro y no haberlo publicado antes de las elecciones "me ha costado un millón de dólares".
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