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Reportaje:FÚTBOL | Ida de los octavos de final de la Liga de Campeones

El Madrid se juega la temporada

El equipo blanco recibe al Juventus sumido en un conflicto de intereses entre la directiva, Luxemburgo y Ronaldo

Diego Torres

El Real Madrid vive las horas previas de su partido más importante de la temporada -lo dijo Luxemburgo- revuelto en una marejada de tensiones internas retransmitidas en vivo a todo el planeta. Con el Juventus asomando a la vuelta de la esquina, las conferencias de prensa del entrenador, Vanderlei Luxemburgo, y de la máxima estrella, Ronaldo, fueron dos exhibiciones de poderío reivindicativo, como diría el presidente, Florentino Pérez, "de proyección universal". El técnico reclamó poder y autonomía, el jugador pidió respeto y acusó al club de malos modos. Demasiada distracción en vísperas de un partido que para el Madrid se ha convertido en trascendental. La derrota del sábado ante el Athletic ha dejado al equipo a siete puntos del Barça con la impresión general de haber librado toda la temporada a una sola carta: la Liga de Campeones.

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El clima que se respiró ayer en el Bernabéu no fue el más alentador a las puertas de una batalla. El conjunto de Capello, sello de identidad del fútbol italiano, no ha hecho historia por perdonar frivolidades. Pese a las bajas de Montero y Trezeguet -delantero fundamental en la última eliminatoria, gracias a su gol en el Bernabéu- el Juventus ha recuperado la simetría y la profundidad que le da Nedved partiendo desde la banda izquierda. Sin el checo, el medio campo se quedaba plano. Emerson y Blasi son dos tigres de la táctica, pero rara vez se incorporan al ataque. Emerson, excepcionalmente, practica con tiros desde los 30 metros.

"¡No!", zanjó, seco, Luxemburgo, cuando le preguntaron por la dependencia del equipo y de él mismo respecto de Ronaldo. Le apuntaban cámaras de la ESPN, la CNN, la BBC y otras veinte televisiones. "Yo no dependo de Ronaldo", dijo; "si hubiera sabido que venía aquí para depender de Ronaldo me quedaba en Brasil. Yo he venido a hacer mi trabajo con la plantilla del Real Madrid. La plantilla no puede estar dependiendo de Ronaldo y el Real Madrid tampoco".

Celoso de su autoridad como es, Luxemburgo se hizo famoso por su rigor científico pero, sobre todo, por su enfrentamiento con Romario. Durante muchos meses, Brasil vivió pendiente de la pugna que libraron estos dos hombres orgullosos -uno, la estrella, el otro, el seleccionador nacional-, en un duelo que terminó con la destitución del técnico. Ahora, en el Madrid, similares actores abonan una trama parecida. Para un entrenador minucioso con los límites de su autoridad, vigilante de los jugadores, Chamartín no es el lugar más confortable.

Luxemburgo comparece con la mandíbula trabada por la concentración escénica. Ronaldo es el opuesto, relajado, sonriente, reflexivo y concreto. Interrogado por la sensación con que se presentará hoy ante su público después de las polémicas que suscitó la fiesta de su unión con Daniela Cicarelli, la semana pasada en Chantilly, el campeón del mundo demostró que tiene tablas para dar y tomar. "Respecto a la boda", aclaró; "yo he pensado en una fecha, el dos de enero, para casarme. Era una fecha donde no estaba en juego el campeonato y fui a consultar al club. Y el club me eligió otra fecha. Dijeron que el 14 de febrero era lo mejor para la celebración de mi boda. Yo siempre he sido muy claro con el club y siempre he arreglado los problemas internos dentro del club. Por mi parte sigue siendo igual; pero creo que por parte del club no ha sido así. Porque todos los problemas salieron primero en la prensa y luego me enteré yo: de la multa, de los retrasos... Todavía no tengo una carta oficial avisándome de que me van a multar. El club ha querido dejar claro delante de todo el mundo que quería castigarme".

La magnitud de la cita de hoy llevó a Luxemburgo a modificar la rutina del equipo. Como primera medida, el Madrid se entrenó a puerta cerrada. "Para evitar que se sepa lo que trabajamos", dijo el técnico. Y lo que hizo, además de contar con todas las figuras en perfecto estado físico, fue mucha táctica para frenar a Del Piero e Ibrahimovic. El técnico pidió a Gravesen que oficie de tercer central cuando el Madrid pierda la pelota. De ese modo, el danés marcará a Del Piero y permitirá que Helguera y Samuel se ocupen de seguir a Ibrahimovic y, eventualmente, de corregir desajustes.

Las precauciones de Luxemburgo con el ídolo de la hinchada del Juventus no son exclusivas. En la memoria de los jugadores madridistas que disputaron la eliminatoria de 2003 persiste el temor a Del Piero, un jugador al que ya entonces consideraban en declive, lento. "¡Y mira el gol que nos hizo!", recordaba ayer un jugador.

El presidente madridista, Florentino Pérez, declaró en una entrevista publicada ayer en el periódico turinés La Stampa que el Madrid se ha convertido en "una cultura, una religión" con sede "en Madrid" y feligresía en todo el mundo. "Gracias a don Santiago [Bernabéu]", explica; "el Real ha resultado una cultura, una religión. Tratamos de ser el equipo de todos; también de los italianos".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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