Filología
Uno no es de Valencia, en otra parte de la península tiene cifrada su infancia, y uno, además, aspira a no dejar nunca esa infancia, a continuar siendo niño aún a riesgo de meterse en líos; a mantener esa memoria dentro de los días que van pasando. Uno anhela humildemente seguir el consejo de Juan Marsé y tratar de no dejar nunca de ser el muchacho que fuimos a los catorce años. Por eso uno se quedó en el cuadrante noroeste para siempre, aunque lleve en Valencia casi treinta años, y aunque se sienta ciudadano valenciano no sólo a efectos registrales. Y toda esta introducción la digo para manifestar a continuación que no siendo de esta tierra, aunque casado aquí, y padre aquí, me resulta difícil opinar del asunto de las lenguas. Mas esta vez me decido, y como no conozco el idioma valenciano como debería, y como no soy filólogo ni tengo previsto serlo, me limito a recordar que los que saben en esta materia acaban de promulgar, solemnemente, por primera vez los de un sentir y los del otro juntos, que el valenciano y el catalán conforman un mismo idioma, se llame de un modo o del otro. Y cabe añadir que el hecho de que en algunas ocasiones haya existido cierta prepotencia desde Cataluña sobre el particular, cierta adustez (que al parecer, sí) ello no empece la verdad académica. Y si a ello, además, se suma que por parte de la Generalitat Valenciana, a trancas (muchas) y barrancas (más) se ha abordado este asunto, y se le ha dado una solución digna y respetuosa con la ciencia y también con la personalidad propia que el idioma tiene en las tres provincias valencianas, pues uno ya no entiende la nueva y viejísima cruzada que unos cuantos políticos populares (sin duda ya residuales dentro del partido) acaban de incoar en pro de la ignorancia militante, una actitud que resulta risible, sí, pero que coincide con el tenor de colectivos harto furibundos y declinantes que usan discursos muy agresivos y de barriada, y que se resisten a ser superados, inexorablemente, por los tiempos que ya están cambiando, oh baby.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.