Úbeda
El Ayuntamiento de Úbeda, ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2003, gobernado por el PP en coalición con el PA, ha decidido iniciar una serie de reformas con la pretensión de cambiarla lo suficiente como para que no la reconozcan los ciudadanos que transitamos por sus calles y plazas desde hace ya muchas primaveras. Muchos ubetenses y muchos visitantes que se acercan a nuestra ciudad nos estamos quedando a marchas forzadas sin esos espacios únicos que nos han proporcionado una fisonomía única, esa por la que, junto con nuestra ciudad hermana de Baeza, la Unesco nos ha concedido ese galardón que a tanto nos obliga.
Somos muchos los que, hasta hace no tanto tiempo, aún conservábamos el privilegio de caminar por los lugares que aún escondían los secretos más confesables de nuestra infancia. De pronto, con oscuros e indeterminados argumentos historicistas, seudopoéticos o descarnada e inconfesablemente especulativos, están haciendo desaparecer de nuestra memoria, de nuestra vida, las alegrías y miserias que nos conforman como personas, todos aquellos rincones que heredamos de nuestros padres y que estamos obligados a que nuestros hijos disfruten. No tenemos derecho a hurtar a los que aún no conocen Úbeda esos sitios que, sin apenas resistencia, nos están borrando del trazado de nuestra ciudad para sustituirlos por estampitas estandarizadas de ciudad urbanizada al albedrío de un Gobierno en general y de un concejal ¿de urbanismo? en particular, vulgares hasta lo inimaginable. ¿Qué no me creen? Pues, pásense por Úbeda y lo comprobarán.
Acabar con la plaza de San Lorenzo es una barbaridad porque suponía una muestra excepcional y muy particular de un espacio clásico de barrio de hortelanos, simple y perfecto en su sencillez de pavimento único de piedra irregular flanqueado por frondosos árboles. Es un desatino lo que se ha perpetrado en la plaza de San Pedro, porque ésta suponía un ejemplo único, ya desgraciadamente perdido, de lugar recoleto y romántico como muy pocas ciudades de España poseen, lugar que ha sido suplantado por una especie de campo estéril.
A las destrucciones de la memoria pública de Úbeda estamos muy acostumbrados. Equipos de gobierno anteriores del PSOE e IU han pedido disculpas públicas por el tratamiento dado a algunos espacios del casco histórico remodelados cuando gobernaban. Dice Luis García Montero que no hay ciudad en el mundo que haya sido tan cruel con su propio pasado como Granada. Yo le invitaría a visitar Úbeda para que compruebe por sí mismo el grado de emulación que la ciudad de los Cerros espera alcanzar con respecto a la de la Alhambra.
Desgraciadamente, los ubetenses nos callamos y sólo algunos esporádicos chispazos, como la recientemente creada Plataforma en defensa de la plaza de San Lorenzo y Úbeda Patrimonio de la Humanidad, están quemando tiempo, energías y dedicación a intentar que este estado de cosas no siga por donde va. Tenemos recogidas casi 2.000 firmas de protesta, pero necesitamos muchas más. Animo a los ubetenses y a los no ubetenses a manifestarse en contra de estas aberraciones urbanísticas difícilmente restituibles una vez causado el daño.
Dice Montero que los responsables políticos y los especuladores urbanísticos están poniendo en venta su pasado sin razones, sin necesidad y sin ventajas. Igual están haciendo en esta ciudad patrimonio de la Humanidad. ¿Qué hace el Ministerio de Cultura? ¿Qué hace la Consejería de Cultura de la Junta? ¿Se van a quedar en postura tancrediana o van a tomar cartas y hacer lo que la ley les obliga? Desde esta tribuna les exhorto a que salgan de sus despachos y se den una vuelta por mi ciudad. Y que actúen en consecuencia.
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