CiU culpa al Gobierno central y al catalán de la alta abstención

Convergència i Unió (CiU) realizó un doble análisis de los resultados de ayer. Por una parte, se felicitó de la victoria del sí pero al tiempo lamentó la alta abstención registrada, cercana en Cataluña al 60%, que el secretario general de la federación, Josep Antoni Duran Lleida, achacó a la actitud de los gobiernos central y catalán.

El pase de CiU a la oposición ha tenido efectos presupuestarios colaterales y ayer los nacionalistas optaron por celebrar los resultados en una desangelada sede de Convergència y dejar, para futuras citas electorales, el tradicional escenario del Hotel Majèstic, en pleno paseo de Gràcia y donde se firmaron los pactos PP-CiU en 1996.

Con los resultados definitivos en la mano, Duran Lleida no pudo dejar de aplaudir la victoria del sí, pues, lógicamente, era la opción que reclamaba Convergència i Unió; los democristianos con gran entusiasmo desde el primer día y los convergentes también, pero después de enmarañarse en un sinfín de vericuetos (un congreso ordinario, otro extraordinario, una ejecutiva y un consejo nacional) y con parte de su militancia y de destacados dirigentes -el diputado Carles Campuzano o el ex consejero Joan Vallvé- en contra de la posición oficial del partido. El presidente de la formación, Artur Mas, no pudo dejar de recordar que el sí de CiU contenía una cierta dosis de crítica pues, manifestó, Cataluña no ha sido reconocida "en toda su plenitud en el proyecto europeo".

Duran, como el resto de la plana mayor de CiU, lamentó la baja participación, que en Cataluña se situó en torno al 41%, la más baja, subrayó, del resto de referendos celebrados en España pero por encima de la de las últimas elecciones europeas. Duran obvió este último dato.

El líder democristiano culpó de la escasa motivación a los Ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero y al de Pasqual Maragall. Al primero porque fue el que convocó el referéndum y "ha sido incapaz" de movilizar al electorado y, al segundo, porque "fue el único de la Unión Europea" que no adoptó una posición común y tampoco realizó una campaña fomentando la participación. A Zapatero le recordó, de paso, que los dos grupos que le facilitan la gobernabilidad, Esquerra Republicana e Izquierda Verde, han rechazado este Tratado y que así constará cuando el Congreso deba ratificar el proyecto constitucional. "En cambio", precisó Duran Lleida, "CiU, que no votó la investidura de Zapatero, ni los presupuestos generales del Estado, votará a favor, igual que lo defendido en esta campaña". El democristiano no aclaró si la frase contenía un oferta para que los socialistas cambien de aliados en lo que resta de legislatura y se apoyen en CiU. Pese a estas críticas, Duran Lleida llamó por teléfono ayer por la noche al presidente del Gobierno para felicitarle por los resultados.

Reflexiones aparte, Duran quiso destacar ayer -así lo repitió en varias ocasiones durante su comparecencia informativa- que CiU no aprovechará este resultado en beneficio político propio y advirtió de que ningún otro partido tenga la tentación de hacerlo. En clara referencia a Esquerra Republicana, a la que no nombró, negó que esta formación pueda interpretar como una "victoria moral" los resultados en Cataluña, donde el porcentaje del no, que minimizó, supera en casi 10 puntos al del resto de España, pues esta diferencia no se corresponde, aseguró, con su peso político en Cataluña.

Artur Mas, haciendo gala de su papel como jefe de la oposición, arremetió contra el Gobierno tripartito ya que, afirmó, "serán incapaces de gestionar este resultado porque ahora hace falta combinar con clarividencia la propuesta europea con el fortalecimiento de nuestro país". En tono más conciliador, el líder democristiano prometió que CiU luchará a partir de mañana por el reconocimiento del catalán como lengua oficial en la Unión Europea y para fomentar, de nuevo, el debate europeo entre los catalanes.