El Gobierno de Líbano acusa a Chirac de alinearse con la oposición
La fugaz visita el miércoles a Beirut del presidente francés, Jacques Chirac, para acudir a las exequias de Rafik Hariri, primer ministro libanés hasta que dimitió en octubre y que fue asesinado el pasado lunes, ha levantado ronchas en el Gobierno de Líbano. El ministro de Defensa, Abderrahim Mrad, aseguró ayer a la televisión pública que Chirac se desplazó para "ayudar y alentar" a la oposición, que anteayer convocó a un alzamiento pacífico contra la presencia de los 14.000 soldados que Siria mantiene desplegados en Líbano y exigió la formación de un Gobierno interino. "Cuando Chirac vino ignoró por completo al Ejecutivo, al jefe del Estado y a todo el mundo", lamentó Mrad.
El mandatario francés, amigo del dirigente asesinado, declaró en Beirut que "la comunidad internacional exige que se esclarezca el asesinato de Hariri", idéntica postura a la mantenida por los 40 diputados opositores, de los 128 que tiene el Parlamento. El Gobierno de Omar Karami considera estas palabras de Chirac poco menos que una acusación contra el Ejecutivo.
El origen de la disputa se remonta a septiembre de 2004, cuando Francia copatrocinó junto a Estados Unidos la resolución 1.599 de Naciones Unidas, que exige la retirada de las tropas sirias de Líbano y el desarme de las milicias -en clara referencia al movimiento chií Hezbolá-. También rechazaba la extensión por tres años del mandato del presidente libanés, Emile Lahoud, una prolongación que después aprobó el Parlamento, y que cuenta con precedentes en la historia libanesa reciente.
Investigación de la ONU
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Mahmud Hammud, indicó que el Gobierno está analizando la exigencia de que una comisión internacional de la ONU se haga cargo de la investigación del magnicidio. Pero con un lenguaje que despierta duda sobre la naturaleza de esa comisión. "Estudiaremos el mensaje de Annan conforme a nuestra cooperación con la ONU y el derecho internacional", afirmó. No obstante, agregó que aún no han recibido notificación de parte del secretario general del organismo, Kofi Annan.
Y como era previsible, por no decir seguro, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, rechazó la participación de su partido-milicia, respaldada por Damasco, en la intifada propuesta por los diputados de oposición. "La presencia siria no debe resolverse en las calles. Debe hacerse mediante un diálogo nacional", aseguró con motivo de la Ashura, la principal festividad religiosa chií. "Ni la internacionalización de la crisis, ni el recurrir al extranjero
[en alusión a la reclamación de la oposición de que la ONU proteja al pueblo libanés] resolverá nuestros problemas", reiteró Nasrallah, quien apuntó que la situación es "peligrosa" y no eludió referencias a la pasada guerra civil (1975-1990). "Si el tejado se derrumba, lo hará sobre todos", concluyó.
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