Venezuela comprará cuatro corbetas a Izar por más de 600 millones
Bono también negoció en Caracas con Chávez la venta de seis aviones de transporte C-295
Venezuela comprará cuatro corbetas a los astilleros públicos españoles Izar por un valor total de entre 600 y 800 millones de euros. Éste fue el principal resultado de la visita "discreta" que el ministro de Defensa, José Bono, realizó el pasado 25 de enero a Caracas. En su encuentro con el presidente Hugo Chávez, Bono abordó también la venta de seis aviones de transporte C-295, fabricados por la filial española del consorcio europeo EADS, por unos 150 millones.
El propio Chávez, en su programa radiofónico ¡Aló presidente!, confirmó el pasado domingo que encargará "patrulleras" a los astilleros españoles, aunque no detalló su número ni sus características. Según fuentes conocedoras de la operación, se trata de corbetas o patrulleros de altura, de entre 1.500 y 1.800 toneladas de desplazamiento, destinadas a la vigilancia de recursos en la Zona Económica Exclusiva (ZEE). Su coste oscila entre los 150 y los 200 millones de euros por unidad, en función de los equipos y sistemas de armas que incorporen, aunque se da por seguro que irán dotadas de al menos un cañón, ametralladoras y misiles.
Los astilleros militares españoles (antigua Bazán) no construyen corbetas desde los años setenta, cuando hicieron para la Armada española seis unidades de la clase Descubierta. Posteriormente, se diseñó el proyecto AFCON, junto a las empresas Lockheed Martín y General Dynamics, aunque nunca llegó a ejecutarse.
Las fuentes consultadas indicaron que las corbetas que quiere Venezuela no tienen ninguna relación con el proyecto AFCON, que incorpora tecnología estadounidense y requeriría luz verde de Washington. Tampoco, agregaron, serán como las Descubierta, no sólo por el tiempo transcurrido sino porque, a diferencia de aquéllas, dispondrán de plataforma para helicópteros.
Además de las cuatro corbetas, cuya construcción supondrá una válvula de oxígeno para la crítica situación de Izar, Bono abordó durante su visita de 36 horas a Caracas la venta de seis aviones de transporte C-295 de CASA-EADS por unos 150 millones de euros. La oferta incluye la posibilidad de ampliar el pedido hasta un total de 12 unidades.
Al regreso del ministro, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega dijo que éste había ultimado "un protocolo de cooperación militar en materia de defensa de alto interés económico para los astilleros y empresas aeronáuticas españolas", del que no ofreció detalles. Tampoco los dio Bono, quien pidió comparecer ante la Comisión de Defensa del Congreso, lo que hará mañana.
El viaje del ministro español de Defensa estuvo rodeado de una fuerte polémica, ya que se mantuvo en secreto y coincidió con una aguda crisis diplomática entre Caracas y Bogotá, tras el secuestro en Venezuela del dirigente de la guerrilla colombiana FARC Rodrigo Granda, que fue entregado por sus captores a las autoridades colombianas.
Bono fue a Venezuela en sustitución del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien canceló una escala prevista en Caracas durante la gira que le llevó a Brasil, Argentina y Chile. Pero no fue el único. Poco después visitó Caracas el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica, Bernardino León.
La crisis entre Venezuela y Colombia quedó aparentemente cerrada tras la entrevista que el pasado martes mantuvieron sus respectivos presidentes, Hugo Chávez y Álvaro Uribe. Las fuentes consultadas creen que, superada la tensión entre los dos vecinos, no debe haber inconveniente para firmar ya el protocolo de cooperación militar hispano-venezolano.
La entrevista entre Bono y Chávez es la tercera que ambos celebran. El ministro español hizo escala en Venezuela durante su viaje a Chile y Colombia, en septiembre pasado, y Chávez aprovechó su visita a España, en noviembre, para conocer Toledo acompañado por Bono.
Bajo la lupa de EE UU
El pasado martes, un día después de la reconciliación entre Uribe y Chávez, el diario colombiano El Tiempo publicó una entrevista con el subsecretario de Estado norteamericano, Marc Grossman, en la que éste advertía al Gobierno venezolano: "Está jugando un papel negativo en la región y estaremos pendientes de lo que haga". Preguntado por la compra de 100.000 fusiles rusos por parte de Venezuela, respondió: "Preferiríamos que gastaran la plata en programas de desarrollo o lucha conjunta contra el terrorismo".
EE UU ha protestado ante Rusia, alegando que los Kaláshnikov podrían acabar en manos de la guerrilla colombiana. El director de la CIA, Porter Goss, reiteró esta semana la acusación a Chávez de inmiscuirse en asuntos internos de otros países y denunció el "claro propósito de las FARC de amenazar los intereses estadounidenses en la región". El PP asegura que las ventas de armas a Venezuela suponen un nuevo desaire a EE UU. Fuentes gubernamentales sostienen, en cambio, que es técnicamente imposible que barcos o aviones acaben en manos de la guerrilla, por lo que no hay motivo de inquietud. Conforme al nuevo clima bilateral, el ministro de Defensa colombiano, Jorge Uribe, dijo el viernes en Londres que las compras de armas son una "decisión soberana" de Venezuela.
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