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Reportaje:

La banca se vuelca en las comisiones

El sector compensa la caída de tipos multiplicando por ocho el cobro de servicios en 20 años

Íñigo de Barrón

Cuentan los banqueros veteranos que cuando en 1985, Margaret Thatcher, la dama de hierro británica, visitó Madrid y cenó con los principales financieros y empresarios preguntó, en un aparte, al presidente de una de las principales entidades:

-¿Ustedes cuánto cobran por los créditos?

-Más o menos, el 16%.

-¿Y cómo remuneran los depósitos de los clientes?

-Al 3% o el 4% aproximadamente.

Thatcher se quedó un momento pensativa y le respondió:

-Dios mío, no he conocido un sector industrial que tenga esos márgenes.

La anécdota describe cómo se desenvolvía el sector bancario, con un perfil muy diferente al actual. Las entidades contaban con una ineficiente y muy extensa red de oficinas, que necesitaba márgenes muy altos para obtener beneficios. En 1985, bancos y cajas tomaban el dinero de sus clientes al 3,5% y lo colocaban en el mercado interbancario al 11,85% o bien en deuda pública al 15,25%. También podían prestarlo al 16%. El único riesgo era la morosidad, sobre todo la de empresas, que arrastró a más de una entidad a la insolvencia.

Los consumidores piden que las comisiones respondan al coste real del servicio

Con los tipos de interés al 2% actual, el negocio se ha acabado por esa vía. De ahí que se haya buscado en las comisiones de todo tipo y en el cobro de servicios, como el del envío de cartas al domicilio que hacen algunas entidades como La Caixa, la compensación por aquella pérdida.

El principio del fin de esta situción comenzó en 1989, cuando Emilio Botín, presidente del Banco Santander, lanzó las supercuentas, remunerando el pasivo a tipos muy altos. Paralelamente, los tipos de interés comenzaron a caer y este negocio cambió drásticamente.

José Luis Leal, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), aseguró la semana pasada que "los clientes pagan ahora menos comisiones que en el franquismo" y aseguró que la estructura actual de estos cobros "es ahora mucho más razonable" que en el pasado, aunque reconoció que son "socialmente difíciles de aceptar". Para sostener esa afirmación, dijo que la aportación de las comisiones al margen ordinario era del 0,73% de los activos totales medios en 1990, porcentaje que en los primeros nueve meses de 2004 bajó al 0,71%. Según los analistas, el cálculo es correcto, pero no refleja la situación porque los activos (como los hipotecarios) se han revalorizado "en una proporción que no pueden crecer las comisiones".

Lo cierto es que hace 20 años, la banca cobraba 369 millones por comisiones. En septiembre pasado, esa cifra se había multiplicado por 7,7, hasta 2.858 millones, según datos del Banco de España. Del total de ingresos, en 1984 las comisiones suponían el 12,83%. En 2004 ya alcanzaban el 29,84%.

Fuentes de la confederación de cajas (CECA) defienden el fuerte incremento y argumentan: "Cuando el negocio estaba en el margen que dejaba el cliente por su ahorro no le ibas a cobrar más. Ahora, cuando no está ese rendimiento, hay que cobrar por otra cosa". En todo caso, explican que los clientes siguen pagando lo mismo, antes a través de tipos de interés y ahora por comisiones. "Este sistema es más justo", añaden. Es decir, parece que antes existía un peaje en la sombra de los servicios y ahora se hace a la luz del día.

El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, insistió en esa línea hace cuatro días y se mostró sorprendido por las críticas de los consumidores a las comisiones. Tras asegurar que no entiende "por qué tienen tan mala prensa", añadió: "No son un atraco". "Jamás renunciaremos a ellas", dijo.

Pese a las justificaciones financieras de los gestores, es innegable que el cobro de comisiones provoca malestar en los clientes. La prueba es que José María Arias, presidente del Banco Pastor, reconoció recientemente que para tener más éxito con las nuevas oficinas que abren lejos de Galicia han tenido que "reducir las comisiones, sobre todo en medios de pago".

Para Ricard Fornesa, presidente de La Caixa, e Isidre Fainé, director general, el cobro de comisiones responde, en parte, a la aparición de competidores sin oficinas, como ING Direct y la banca on line, que ofrecen alta rentabilidad por el ahorro. "El margen financiero ya no es suficiente para mantener nuestra actividad. Lo que ocurre ahora es que unos viven cómodamente sin oficinas, ofreciendo alta rentabilidad, y otros soportamos los gastos. Esta situación es un abuso y espero que el regulador cambie las normas", dice Fornesa. Fainé va más lejos: "Unos nos llevamos la morralla del trabajo y otros utilizan nuestras instalaciones sin pagar su coste".

El hecho es que bancos y cajas han comenzado a cobrar comisiones un tanto sorprendentes, como la de "mantenimiento de cuenta" a los clientes cuyo saldo medio sea bajo, es decir, los que son susceptibles de concentrar el ahorro en los bancos de alta remuneración.

José María Múgica, director de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cree que "el principio que justifica las comisiones es que respondan a un servicio concreto que se presta. Entendemos que se pueda cobrar algo por el servicio de caja, que exige tener personal, pero no entendemos qué supone el mantenimiento de una cuenta". Según la OCU, "deben ser razonables y ajustadas al coste real. Las que se aplican a los cajeros de redes distintas a la de la entidad de la tarjeta son alucinantes; pueden llegar a 3,2 euros". Esta organización, que cuenta con 220.000 socios y no acepta subvenciones, también pide que no se puedan cambiar las comisiones sin informar personalmente al cliente "para que pueda rescindir su relación con antelación, si lo desea".

Un grupo de clientes hace cola ante la ventanilla de un banco.
Un grupo de clientes hace cola ante la ventanilla de un banco.GORKA LEJARCEGI

Un 'tsunami' de protestas

El espinoso tema de las comisiones despertó de su letargo con el tsunami

que afectó al sureste asiático. La catástrofe movilizó a los ciudadanos españoles, que han realizado cuantiosos donativos a las ONG. La ola de solidaridad se vio acompañada de fuertes críticas a los bancos y cajas porque los ciudadanos se encontraron con que se les cobraban comisiones por transferir dinero a estas organizaciones. La normativa española da libertad a las entidades para decidir si cobran por estos servicios.

La primera entidad denunciada fue Caja Cantabria por un donante cántabro. Un empresario madrileño denunció, posteriormente, que por una transferencia de 200 euros "el Santander se llevó 3,29 euros de comisión". Fuentes de este banco se escudaron en que "todas las transferencias tienen un coste" y que las contribuciones a ONG no constituyen una excepción. El BBVA y Caja Madrid también realizaron cobros, si bien prometieron devolverlos.

La CECA criticó, hace días, que se exija al sector que no cobre comisiones a las ONG por su naturaleza social. Estas fuentes no entienden por qué han de regalarse los servicios bancarios a las ONG cuando éstas pagan el resto de prestaciones, como la luz o el agua. No obstante, la CECA consideró que aquella circunstancia fue "un error minúsculo".

El próximo martes, a petición de Entesa Catalana de Progrés, el pleno del Senado votará una propuesta para que la banca no cobre comisiones cuando se realicen donativos. En principio, contará con el apoyo de todos los partidos.

Las cajas, que en 2004 ingresaron 4.017,8 millones por comisiones, un 13,5% más, recuerdan que ellas reinvierten parte de su beneficio en obra social, por lo que es fácil que los clientes entiendan para qué son las comisiones, argumentan.

El Popular también provocó protestas cuando anunció la posibilidad de cobrar por sacar dinero desde sus propios cajeros, aunque posteriormente rectificó. "Ellos primero manejan y colocan nuestro dinero y luego nos cobran por rescatarlo", denuncia la OCU.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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