"He madurado y ya no soy un chupón"
Denilson de Oliveira (São Bernardo, Brasil; 1977) se quedó el pasado viernes a mirar cómo Assunção y Joaquín se divertían ensayando tiros a la portería con el obstáculo de cinco jugadores de gomaespuma. Él es una persona diferente a la que con 19 años saltó sonriente y confiado al estadio de Heliópolis, en 1998, entre los gritos del presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, que le presentó como "el mejor jugador del mundo" -en realidad, lo que quería decir era "el más caro", criterios de calidad. No ha jugado en todo lo que va de temporada por una lesión de rodilla y hoy podría debutar frente al Deportivo.
Pregunta. Cuando llegó a Sevilla, se dijo que era una de las estrellas del futuro. ¿Cómo se definiría ahora?
"¿Dejar la profesión? En serio, no me lo planteé. Pero sí tuve dudas sobre si haría lo de antes"
Respuesta. Yo siempre me he definido como un futbolista normal. Por una cosa u otra, la gente o la prensa te ponen en lo más alto, pero con la misma facilidad te ponen en lo más bajo. Ésta es nuestra realidad. En algunos momentos sí que me han influido mucho las críticas. Pero me considero una persona y un futbolista muy normales.
P. Viene de una mala racha.
R. Cuando llegan los momentos duros es cuando uno se da cuenta de lo que hay. Mi caso no es diferente. Yo he vivido momento buenos aquí, en el Betis, con mucha gente a mi alrededor y también momentos malos, cuando no tenía a casi nadie.
P. Llegó a decir que había pensado en dejar la profesión.
R. Planteármelo en serio, en serio, no me lo he planteado, pero sí que se te pasa por la cabeza. Te asaltan muchas dudas sobre si serás capaz de hacerlo como antes, de hacer los regates que hacías. Antes sólo me preocupaba de entrenarme y jugar mientras que ahora, cuando tengo descanso, sigo trabajando para mantenerme.
P. ¿Se arrepiente de haber salido de Brasil tan joven?
R. Al revés. He aprendido mucho al venir acá con 19 años.
P. Pero, al principio, lo pasó bastante mal. La presión por todo lo que se pagó por usted [se habló de casi 40 millones de euros] llegó a asfixiarle.
R. Sí. Nunca es fácil salir de tu país, y menos cuando tienes 19 años. No sólo para jugar al fútbol. Cambias de manera de vivir, de amigos, de cultura...
P. Pero es que de usted se analizaba todo, hasta cosas tan privadas como salir con una mujer, algo sobre lo que opinó todo el mundo, incluido Ruiz de Lopera. Lo mismo pasa ahora con Joaquín, a cuya pareja el presidente dice "querer muchísimo".
R. Quizá fue más complicado para ella que para mí.
P. Al club no le gustó que se operara la rodilla en vacaciones ni que jugara un partido en Navidad estando aún de baja. ¿Cómo van las relaciones?
R. La verdad es que igual sí que me tenía que haber operado antes de irme de vacaciones. Yo creí que el club se iba a enfadar con lo del partido benéfico, pero me preguntaron cómo estaba, les dije que bien y no pasó nada.
P. ¿Tiene futuro en el Betis?
R. No lo sé. Todavía me quedan cinco años firmados. Son muchos. Yo soy un mandado, voy a trabajar y, si ellos quieren otra cosa, será lo que ellos decidan. Yo lo que quiero es jugar, ya sea en el Betis o en otro lado.
P. El problema de los contratos largos...
R. También sería un mandado si el contrato fuera corto.
P. ¿Se arrepiente de algo?
R. Normalmente, no me arrepiento de las cosas porque siempre he aprendido de los errores. Lo único es que, a nivel de clubes, tanto en el Betis como en Brasil [São Paulo y Flamengo], no he disfrutado de títulos. Los que tengo [campeón del mundo y de América] los he logrado con la selección brasileña.
P. ¿Cómo madura un jugador?
R. A los 18 o 19 años, lo único que pensaba era en jugar, en hacer las jugadas para mí solo y ser el protagonista de todo. Eso no sirve. Hay que pensar y jugar para el equipo.
He madurado y ya no soy un chupón.
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