Fracasa el voto por Internet
Apenas un millar de ciudadanos ha participado en el referéndum virtual organizado en Barakaldo, Irún y Llodio
El referéndum electrónico ha tenido una muy exigua respuesta en Euskadi. En los tres municipios donde se ha desarrollado la experiencia (Irún, Barakaldo y Llodio) desde el 1 de febrero hasta ayer, apenas un millar de ciudadanos han votado virtualmente sobre la Constitución europea. La prueba piloto tenía un carácter meramente simbólico y los participantes deberán votar mañana para que su opinión sea válida y legal.
El novedoso sistema, que se ha realizado en 52 municipios de España (uno por cada provincia), consistía en depositar el sufragio a través del ordenador con dos modalidades: en la oficina municipal habilitada para este fin o desde cualquier ordenador personal conectado a Internet. Para evitar suplantaciones, cada ciudadano debía acreditarse con el DNI y recibir un certificado digital. En el caso de votar en el Ayuntamiento, el funcionario le proporcionaba una tarjeta que, introducida en un lector del ordenador, permitía la votación. Si se optaba por el sufragio electrónico en el hogar, el empleado municipal entregaba un nombre de usuario y una contraseña.
La falta de validez legal de la experiencia ha retraído a muchos ciudadanos
En los tres municipios vascos, la mayoría ha optado por el voto electrónico en el mismo consistorio. "Era más cómodo que irte luego a casa a hacerla", afirma una funcionaria de Irún, que, "por indicación del Ministerio de Interior", no concreta cifras de votantes.
Llodio (19.000 habitantes) sólo ha registrado en los 18 días que ha durado la experiencia 25 votos, un irrisorio 0,15% de su censo electoral. "Al saber que no servía para nada, que el voto no tenía validez, no se preocupaban por venir", opina la encargada del servicio. Y eso, pese a la intensa campaña publicitaria desplegada y la ubicación estratégica de la oficina del voto electrónico: en la entrada al Ayuntamiento y con tres grandes carteles que animaban a los vecinos a participar.
De los 25 registrados en Llodio, sólo tres han optado por recoger la documentación y ejercer el sufragio en sus casas. "No había ningún interés especial y era más bien gente joven, entre 30 y 40 años", agrega la empleada.
Barakaldo (más de 95.000 vecinos y un censo electoral de 82.445) tampoco ha vivido la falta de entusiasmo de sus vecinos. Hasta el pasado lunes, según los últimos datos que poseía el consistorio, sólo habían acudido a la votación electrónica cerca de 500 vecinos. El Ayuntamiento vizcaíno admite que la mayoría de los participantes han sido los propios empleados municipales. "No se ha animado mucha gente".
Como en las otras localidades, el dispositivo para votar se había ubicado a la entrada del consistorio. "La participación ha sido muy discreta. Como tampoco tiene validez, no se han acercado", reconoce un portavoz municipal. En Barakaldo ha habido más participación de gente mayor, explicada por un motivo coyuntural: estaba en marcha una campaña de Internet para este colectivo y muchos de los participantes se animaron al sufragio virtual.
En Irún, la mayoría también ha elegido practicar el sufragio en el propio Ayuntamiento y predominaban los jóvenes. "La gente mayor tampoco domina el ordenador y es más reacia", afirma la funcionaria citada. Una persona de avanzada edad acudió decidida a probar el sistema, "pero, al ir a hacerlo, empezó a dar golpes con el ratón, porque no sabía cómo funcionaba". En la localidad guipuzcoana, el voto electrónico se podía ejercer en la ventanilla única donde los ciudadanos realizan la mayoría de sus gestiones administrativas, pero ello tampoco ha animado a los vecinos.
Las administraciones vascas participantes coinciden en que el experimento servirá más para comprobar la fiabilidad técnica y poder aplicarla en futuros procesos electorales. El Ministerio del Interior ofrecerá en los próximos días los datos de los 52 municipios elegidos.
"Igual hay que esperar todavía a que se asienten estas experiencias, como ha pasado con la utilización de Internet para realizar operaciones bancarias", señala una empleada municipal. Pero las generaciones mayores serán las que más resistirán al voto electrónico.
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