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La negociación de la UE y Turquía marca los comicios turcochipriotas

EE UU envía una delegación comercial al norte de la isla tras 30 años de aislamiento

Juan Carlos Sanz

El vuelo KTHY 930 del jueves parecía el más esperado en 30 años en el aeropuerto de Ercan, 15 kilómetros al oeste de Nicosia. Por primera vez desde la invasión turca de 1974, que condenó al aislamiento al norte de Chipre, una misión comercial de EE UU llega a un sector de la isla vedado a los negocios. La visita de los empresarios se produce en plena campaña para las elecciones legislativas de mañana en el norte de Chipre, cuyos resultados van a marcar el camino de Turquía hacia la UE.

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El Gobierno de la República de Chipre, que administra el sector grecochipriota del sur de la isla y es el único internacionalmente reconocido, se ha apresurado a protestar contra la "políticamente incorrecta" visita de la delegación estadounidense por "consolidar la partición de la isla". El programa comercial de EE UU en el norte de Chile prevé una ayuda del orden de los 23 millones de euros. Una semana antes de incorporarse como miembros de pleno derecho a la UE, el 1 de mayo de 2004, los grecochipriotas votaron en masa por el no en el referéndum sobre el plan de la ONU. La propuesta del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, para la reunificación de la isla dentro de un sistema federal fracasó ante el rechazo del sur. La línea verde, la zona tampón patrullada por cascos azules de la ONU que divide Chipre y atraviesa como un muro de Berlín su capital, Nicosia, es ahora una nueva frontera exterior de la UE.

Con menos de 200.000 habitantes (una quinta parte de los habitantes de la isla) y apenas 150.000 votantes, el norte de Chipre celebra mañana unas elecciones legislativas vistas como el primer asalto para descabalgar al régimen de Rauf Denktas, oficialmente en el poder desde 1983. La autoproclamada República Turca de Norte de Chipre (RTNC) nació entonces muerta ante la condena del resto del mundo. Desde entonces sólo ha sido reconocida por el Gobierno de Ankara, que mantiene más de 30.000 soldados en la isla.

Turquía, que se ha comprometido a reconocer antes del 3 de octubre a la República de Chipre para poder seguir adelante con su candidatura a la UE, vigila de cerca los resultados de los comicios turcochipriotas. Los candidatos en liza con posibilidades reales de superar el listón del 5% de los votos y obtener escaños son el socialdemócrata Mehmet Alí Talat, primer ministro en funciones y líder del Partido Republicano Turco, y su socio conservador Serdar Denktas, ministro de Exteriores saliente y líder del Partido Demócrata. Serdar es el hijo del hombre fuerte de la comunidad turcochipriota, Rauf Denktas, que preside la RTNC desde su fundación y cuyo mandato expira el próximo 17 de abril. Su alianza -forjada tras las elecciones de diciembre de 2003, en las que por primera vez se tambaleó la estructura de poder establecido en el norte de la isla tras la ocupación turca- se arruinó por las deserciones de diputados.

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El nacionalista Dervis Eroglu, ex primer ministro y brazo derecho de Rauf Denktas, aspira a recuperar el poder en las urnas para su Partido de Unión Nacional, apoyado por el populista ex alcalde de Nicosia Mustafá Akinci, líder del Movimiento por la Paz y la Democracia. Eroglu ha dado señales de ser el candidato favorito del Ejército turco, que se muestra reacio a hacer excesivas concesiones en Chipre a cambio de despejar el camino de Ankara hacia Bruselas.

Las encuestas favorecen a los dos partidos en el poder, que puede sumar más del 50% de los votos y consolidar una mayoría suficiente para afrontar las elecciones presidenciales de abril -el segundo y último asalto al poder- con ventaja. Tanto Talat como Serdar Denktas apoyan al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en su estrategia de negociación con la UE.

El fantasma de la abstención, sin embargo, amenaza con dar al traste con las previsiones de los sondeos, a la vista del desencanto de los electores turcochipriotas, que creyeron que podían tocar con la mano el cielo en el referéndum de la ONU.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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