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VIAJE DE BUSH A EUROPA

Más de 50 políticos y diplomáticos piden un nuevo pacto entre EE UU y Europa

Los expertos hacen público un manifiesto de 13 puntos con el fin de revitalizar la alianza

Más de medio centenar de influyentes políticos, diplomáticos y creadores de opinión de EE UU y la Unión Europea piden a los dirigentes comunitarios y estadounidenses que se reunirán el martes en Bruselas un nuevo pacto atlántico, "no por lo que la alianza entre Europa y Estados Unidos ha conseguido en el pasado, sino porque nuestro futuro común depende de ello". El manifiesto, presentado ayer en Washington, propone un contrato de 13 capítulos en los asuntos en los que hay divergencias entre europeos y norteamericanos "para que la alianza sobreviva y se revitalice".

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"Europa necesita a América", afirma el manifiesto, porque fue el poder norteamericano el que contribuyó a la creación y expansión de la UE. Pero "también América necesita a Europa", porque sin la ayuda de los aliados, EE UU "pagará en solitario los costes, con vidas y con dinero, del mantenimiento de la estabilidad global". Los firmantes del manifiesto creen que "los europeos no pueden limitarse a pedir a los estadounidenses que reconozcan sus errores y rectifiquen sus políticas de los últimos cuatro años. Los norteamericanos no pueden limitarse a explicar lo adecuadas que son esas políticas e invitar a los europeos a sumarse a ellas".

Entre los norteamericanos están dos consejeros de Seguridad Nacional de Clinton, Samuel Berger y Anthony Lake; Robert Hutchings, ex presidente del Consejo Nacional de Inteligencia de la actual Casa Blanca; diplomáticos como Strobe Talbott, ex número dos del Departamento de Estado, y expertos como Joseph S. Nye y Robert Kagan. Entre los europeos están Douglas Hurd, ex ministro británico de Exteriores; Michael Mertes, ex asesor de Helmut Kohl; Timothy Garton Ash, director del Centro de Estudios Europeos de Londres; Pierre Hassner, del Instituto de Estudios Políticos de París, y Narcís Serra, ex ministro de Defensa español.

Estados Unidos y la UE, señalan, deberían "superar desacuerdos y compartir riesgos y costes" en, entre otros, los siguientes capítulos:

- Irán. Estados Unidos y la Unión Europea reafirman que quieren parar la proliferación nuclear y que Irán cumpla con sus obligaciones. Estados Unidos respalda el diálogo de la UE con Teherán y apoyaría, en caso de que Irán frenara su programa atómico, su derecho a importar tecnología para uso civil nuclear. Estados Unidos, sin descartar otras opciones, reitera que quiere resolver el problema diplomáticamente. La UE se declara dispuesta a sancionar a Irán si no frena su programa.

- Irak. Apertura de un diálogo EE UU-UE sobre el futuro del país con un nuevo grupo de contacto que aborde asuntos de desarrollo económico y asistencia financiera. Una vez ratificada la nueva Constitución, Estados Unidos y Europa contribuirían, si lo piden los iraquíes, a formar una nueva fuerza de estabilización que podría funcionar bajo mando de la OTAN.

- Oriente Próximo. Se reafirma el compromiso con la Hoja de Ruta como marco hacia la solución de los dos Estados cuyas fronteras se basarían en las de 1967. El acuerdo final debería incluir una solución justa y realista al problema de los refugiados y un acuerdo sobre Jerusalén.

- China. En caso de anular su embargo de armas, la UE se compromete a sustituirlo con un régimen provisional y vigilar un código de conducta sobre venta de armas y tecnología de doble uso. China debería ratificar la convención de la ONU sobre derechos democráticos y la UE se comprometerá a que no haya ningún cambio unilateral en el estatus de Taiwan.

- Cambio climático. Estados Unidos acepta limitar sus emisiones de gases. La UE acepta que haya Estados de EE UU que participen en el sistema europeo de intercambio de emisiones. Estados Unidos acepta participar en los debates en la ONU sobre el acuerdo internacional que sustituirá al Tratado de Kioto cuando éste expire, en 2012.

- Corte Penal Internacional. Estados Unidos reitera su preocupación por la jurisdicción de la CPI sobre los ciudadanos de países no firmantes y su intención de alcanzar acuerdos bilaterales que garanticen la inmunidad para sus funcionarios y militares.

- Convención de Ginebra. Estados Unidos y la UE afirman que ningún detenido está más allá de la protección de la ley. Nadie debe ser torturado. La UE y EE UU aplicarán la Convención a todos los detenidos, incluyendo a los de Guantánamo, y desarrollarán un criterio común sobre los sospechosos de terrorismo.

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