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El 'asesino del naipe' saludaba a sus víctimas antes de matarlas, según un policía

El asesino del naipe siempre saludaba a sus víctimas y les pedía "por favor" que se arrodillaran antes de dispararles, "porque la educación es lo primero en la vida", según uno de los policías que participaron en el registro del bar Rojas, de Alcalá de Henares, donde el 5 de febrero de 2003 Mikel Jiménez Sánchez y Juana Dolores Uclés López perdieron la vida y Teresa Sánchez García resultó herida. Alfredo Galán Sotillo, el único imputado por los crímenes y está siendo juzgado en la Audiencia Provincial.

En la sexta sesión del juicio que se sigue desde el pasado día 7 contra Galán testificaron varios policías que participaron en los registros de los domicilios del acusado en Puertollano (Ciudad Real) y en Alcalá de Henares (Madrid). Todos los agentes coincidieron en señalar que el procesado se mostró "muy tranquilo y frío, pendiente de todo lo que pasaba, como si pensara que había puesto a prueba a las autoridades y las había ganado".

También refirieron que, durante los registros, el encausado se mostró colaborador en el momento en que los agentes empezaron a buscar la chaqueta que supuestamente llevaba puesta en algunos de los crímenes. "Nos dijo que nos estábamos equivocando de chaquetón porque el que necesitábamos estaba en Alcalá de Henares y tenía restos de pólvora. Fue entonces cuando empezó a colaborar", apuntó un testigo.

Galán se entregó a la policía el 3 de julio de 2003 en Puertollano (Ciudad Real) y se confesó autor de todos los crímenes (seis asesinatos consumados y tres en grado de tentativa).

Sereno

Algunos de los policías que le tomaron declaración en Puertollano mantuvieron que Galán llegó totalmente sereno y declaró que tan sólo había bebido dos cervezas y que no tomaba medicación. Asimismo, destacaron que declaró "voluntariamente, sin que nadie le presionara, y dando detalles del caso, como el punto azul que hacía con un rotulador en el reverso de las cartas, la existencia de una billetera en la escena del crimen de la calle de de Alonso Cano, número 89, y la presencia de un perro marrón en el bar Rojas [de Alcalá]".

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Otros de los funcionarios policiales que testificaron ayer indicaron que Galán siempre sostuvo que actuó él solo y que se entregó porque "pensaba que le iban a detener antes, ya que el perfil que habían trazado los investigadores y que se había difundido a través de los medios de comunicación coincidía con el suyo".

Finalmente, estos agentes reseñaron que Galán confesó que la pistola Tokarev que usó en los seis homicidios consumados y en los tres en grado de tentativa la trajo de Bosnia oculta en el interior de un televisor, en la parte del vídeo, mientras que los cartuchos los introdujo en España ocultos en su petate militar. Galán, de 27 años, desempeñó en Bosnia misiones humanitarias con el Ejército español.

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