'Para que no me olvides', de Ferreira, recibida con una prolongada ovación
Concursan 'Fantasmas', de Petzold, y la japonesa 'La daga desnuda'
El público fue unánime al aplaudir durante la casi totalidad de los títulos finales Para que no me olvides, la película de Patricia Ferreira presentada fuera de concurso, como ilustración al homenaje tributado a Fernando Fernán-Gómez. En el coloquio con el público, en buena parte hispano, la directora confesó que su intención había sido emocionar, y a fe que lo ha logrado. Durante la proyección se oyeron sollozos y carraspeos dentro de un silencio respetuoso.
El drama de la madre que pierde al hijo, el abuelo que pierde al nieto y la novia al compañero está ilustrado por Ferreira con momentos emotivos que adquieren intensidad dramática en la interpretación de Emma Vilarasau, Fernán-Gómez y Marta Etura. Pero la película no se limita a plasmar el dolor de esos personajes, sino que contiene una valoración de la memoria, de la necesidad de mantenerla viva para que los ausentes permanezcan. Tema que se va desvelando en el acontecer de la historia, que en este sentido camina entre sorpresas, especialmente al final. (El próximo viernes se estrenará en España).
No fueron tan bien recibidas las películas de la competición. Especialmente decepcionante Fantasmas, del celebrado director alemán Christian Petzold. Nunca se había visto en una sesión de prensa tanto público local. Sin embargo, la expectación del principio fue dando paso a la decepción. Es, claro, una apreciación subjetiva, pero no lo es el que durante la breve interrupción que hubo por un problema técnico, muchos y muchas aprovecharon la coyuntura para abandonar la sala. Todo va en gustos, pero Fantasmas es morosa, repetitiva, poco estimulante.
Intenciones
Los fantasmas del título son seres que sufren sus soledades ansiando un amor que les devuelva a la vida. En este caso, una madre que busca desesperadamente a la hija que le robaron en un supermercado hace 16 años, cuando sólo era una niñita de tres. Cree haberla encontrado en una chica vagabunda, que a su vez acaba de hacer amistad con una joven ladrona de la que parece enamorarse. Punto. El espectador debe imaginar las intenciones de un relato cinematográficamente desangelado.
Nada que ver con la japonesa La daga desnuda, del prolífico Yoji Jamada (es su película 78ª: quedan mundos por descubrir); es ciertamente más amena, aunque también dividió a la concurrencia: hubo deserciones a lo largo de sus dos horas y pico, e intensos aplausos al final. Los que se quedaron disfrutaron de la historia-río de tres amigos a mediados del siglo XIX, cuando se están experimentado las armas de fuego, y el honor de los samuráis está dando paso a un nuevo código. Melodrama, cine de aventuras, crónica histórica y humor... quizá demasiado enrevesado, especialmente si la única oportunidad para ver la película es a las nueve de la mañana. Flaco favor a sus autores. Ni qué decir a los periodistas.
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