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Los islamistas chiíes buscan un pacto con otras comunidades para gobernar Irak

Los ayatolás hacen un gesto a suníes y kurdos al bendecir los esfuerzos para unir el país

Ángeles Espinosa

El triunfo es sólo el principio de la negociación: la coalición de los principales partidos chiíes, que ha ganado el 48% de los votos en las elecciones de Irak (unos 140 escaños), buscaba ayer acuerdos que permitan convertir ese respaldo en poder sin alienar al resto de las comunidades. Contra lo esperado, la Alianza Unida Iraquí (AUI) no ha logrado el 60% de los sufragios, algo que disminuye el temido efecto apisonadora, pero dificulta los pactos para nombrar el Gobierno, que requiere el apoyo de dos tercios de la Asamblea Nacional.

La imagen de Abdulaziz al Hakim lloroso tras conocer los resultados es la prueba de un cierto desencanto chií. Al Hakim, líder de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII) y cabeza de lista de la AUI, confiaba en que su coalición con Al Dawa y otros partidos menores obtendría cerca del 60%. Pero la diversidad del electorado chií (receloso de la implantación de un Estado islámico) y la elevada participación kurda (entre el 82% y el 92%) han reducido su peso proporcional.

En realidad es la Alianza Kurda, formada por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y el Partido Demócrata del Kurdistán (PDK), la ganadora de los comicios del 30 de enero. El escrutinio les ha dado un 25,6% de los votos (entre 70 y 75 escaños) cuando todas las estimaciones hablan de que esa comunidad constituye entre un 15% y un 20% de la población iraquí. Esto convierte a los kurdos en un bloque clave en la nueva Cámara y ha dado pie a que pidan la presidencia del Estado para el líder de la UPK, Yalal Talabani.

Un acuerdo postelectoral entre la llamada lista chií y el grupo formado en torno al primer ministro provisional, Ayad Alaui, sería más complicado ya que exigiría la concurrencia de un tercer partido para alcanzar los dos tercios del Parlamento. A pesar de todos los medios a su alcance (televisión y apoyo estadounidense), Alaui, un chií laico, apenas ha logrado un 14% de los votos, lo que se traducirá en unos 40 escaños. En su equipo culpan de ello a la asociación del gran ayotalá Alí Sistaní con la AUI.

Para muchos chiíes piadosos, las indicaciones del gran ayatolá tienen carácter imperativo y aunque algunos de sus colaboradores trataron de distanciarle de una lista concreta, desde el principio estuvo claro que había dado su bendición a la AUI, lo que le convierte en un verdadero poder en la sombra. Su formación como jurista hace esperar que siga muy de cerca la redacción de la Constitución, principal cometido de la Asamblea Nacional y en la que se definirán asuntos tan fundamentales como la ley islámica y el alcance del federalismo.

Mensajes tranquilizadores

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De momento, los mensajes de la marayaiya, la máxima autoridad religiosa chií, son positivos. Mohamed Husein al Hakim, hijo y portavoz del gran ayatolá Mohamed Said al Hakim (tío del cabeza de lista de la AUI), declaró que la asamblea de grandes ayatolás bendecía los esfuerzos "para unir a los iraquíes". Respecto de la Constitución, insistió en que debe reconocer "la identidad islámica del pueblo iraquí", pero no exigió que el islam sea la única fuente legislativa.

Aunque no podrán gobernar solos, el mandato popular es claro: cualquier coalición gravitará en torno a los islamistas chiíes. De hecho, y pese a los rumores sobre disensiones internas, han dejado claro que esperan nombrar al primer ministro y, aunque no lo hayan dicho, también presidir el comité constitucional que elaborará la Carta Magna. La elección del jefe del Gobierno entre los cuatro nombres que se barajan (Ibrahim al Yáfari, de Al Dawa; Adel Abdulmehdi, de la ASRII; Ahmad Chalabi, del Consejo Nacional Iraquí, y el científico independiente Husein al Shahristani) será complicada.

Los chiíes han reconocido la necesidad de ser inclusivos y hacer un gesto hacia los suníes, cuya bajísima participación en las elecciones les ha dejado reducidos a los cinco escaños conseguidos por la lista del presidente provisional, Ghazi al Yauar.

Los países árabes vecinos de Irak, mayoritariamente suníes, no han ocultado sus temores por la aplastante victoria chií. Fuera del entorno árabe, Turquía ha expresado su inquietud por el éxito de los dos principales partidos kurdos. Por su parte, Irán, el único país limítrofe de Irak mayoritariamente chií, mantiene un prudente silencio. Los responsables iraníes saben que cualquier resultado democrático va a colocar en el poder a un interlocutor con el que van a poder entenderse.

Seguidores del líder chií Abdulaziz al Hakim celebran en Kerbala el éxito en las elecciones.
Seguidores del líder chií Abdulaziz al Hakim celebran en Kerbala el éxito en las elecciones.ASOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).
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