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Reportaje:

Cataluña exporta polígonos

La Generalitat se alía con patronales y cámaras para crear parques industriales catalanes en Europa del Este y Asia

Claudi Pérez

Convertir el riesgo en oportunidad. Así reza uno de los principios básicos del éxito empresarial. En Cataluña, el riesgo es la huida en estampida de multinacionales hacia países con bajos costes laborales. Las ya famosas deslocalizaciones que, de retruque, abocan al cierre a decenas de empresas autóctonas. La ansiada oportunidad, paradójicamente, está en esos mismos países: tanto la Administración como las patronales ultiman proyectos para construir polígonos industriales con sello catalán en el Este de Europa, en el Magreb y en el sureste asiático.

Se trata de construir parques industriales para las empresas catalanas que reproduzcan el ecosistema empresarial de Cataluña en países emergentes, con costes laborales 10 veces más bajos y con grandes reservas de suelo industrial a precios irrisorios.

La patronal Pimec, de la mano del promotor inmobiliario Graells i Lloch, impulsa ya un polígono de estas características en Brasov (Rumania) de 10.000 metros cuadrados, en el que tendrán cabida 230 empresas catalanas. Las ventajas son notables: al coste de la mano de obra -un trabajador cualificado de la industria cobra en Brasov unos 200 euros mensuales, frente a un salario que en Cataluña ronda los 1.800 euros- hay que añadir el precio de los terrenos, hasta 20 veces más barato que en Barcelona. "La idea es competir por costes", admite sin ambages el presidente de Pimec, Josep González.

El Gobierno catalán prepara iniciativas similares. "La idea de crear esos polígonos ha surgido en paralelo con la de varias patronales y las empresas de los sectores más punteros", explica el consejero de Comercio de la Generalitat, Josep Huguet, que se ha puesto en contacto con varias organizaciones empresariales y con las cámaras de comercio para profundizar en esta fórmula. La Generalitat tiene ya ofertas de Gobiernos regionales extranjeros y operadores privados en varios países para poner en marcha los primeros polígonos en el exterior.

Cecot mantiene contactos con organizaciones empresariales de otras autonomías para extender lo que David Garrofé, secretario general de esta patronal catalana, califica como "una iniciativa imaginativa para aprovechar el tirón de los países emergentes".

La nueva fórmula tiene incluso el visado del Gobierno: el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo "ve con buenos ojos" el proyecto. Los polígonos "permitirán mejorar la competitividad de la empresa española y generarán riqueza tanto para España como para el país receptor de esas inversiones", según fuentes de Industria.

Cataluña era un imán para la inversión extranjera en la década de los ochenta y los primeros noventa. Una economía con costes laborales bajos con respecto a la media europea que atraía producciones de media y baja tecnología. Todo eso se fue a pique con la globalización y las deslocalizaciones, que en sectores como el textil, la automoción o la electrónica de consumo se han llevado numerosas empresas en busca de países que reproducen las condiciones que hacían de Cataluña un polo de atracción de inversiones hace unos años. ¿Qué hacer cuando ya no existe la ventaja de los costes? Tanto la Administración como la iniciativa privada han puesto sus ojos en la internacionalización, a través de un plan de competitividad que han suscrito la Generalitat y los agentes sociales. "Ése es el caldo de cultivo en el que se han cocinado los polígonos", afirma Jordi Serret, director del Consorcio de Promoción Comercial de Cataluña (Copca).

Serret -que prefiere la denominación de áreas de aterrizaje- advierte de que el objetivo no es llevarse producción al extranjero, sino "nuevas fabricaciones o la instalación de empresas junto a mercados potenciales". El Copca busca ubicaciones "con condiciones muy favorables, que atraigan empresas y que cuenten con el apoyo de los países de destino", dice Serret, que no esconde que los polígonos suponen una auténtica prueba sobre la que basculará el crecimiento futuro de las empresas.

Representantes de las patronales, los sindicatos catalanes y la Generalitat, en la última reunión del pacto de competitividad.
Representantes de las patronales, los sindicatos catalanes y la Generalitat, en la última reunión del pacto de competitividad.JORDI BARRERAS

Antecedentes italianos

Los hombres de empresa y los políticos catalanes tienen cierta predilección por algunas regiones europeas. En especial, por un puñado de länder alemanes y algunas zonas de Francia y el norte de Italia. Precisamente de Italia la Generalitat y las patronales han importado la idea de los polígonos. Las empresas del país transalpino tienen ya proyectos consolidados con características similares: distritos industriales que replican las condiciones que necesitan las empresas italianas en países de bajos costes. Unas 1.200 firmas textiles del Veneto se han instalado en Timisoara (Rumania); en Túnez, la industria textil ha puesto en marcha lo que denominan Carthago Fashion City

, y en Rusia se ha desarrollado un polo alrededor de los electrodomésticos en Lipetsk. Pero hay otros proyectos en Eslovaquia, Croacia y Marruecos.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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