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"Me da miedo salir a la calle"

F. Javier Barroso

Alfredo Galán se mostró ayer nervioso e inquieto. Sabía que el testimonio de Teresa Sánchez, la dueña del bar Rojas y madre del asesinado Mikel Jiménez, era fundamental, al ser uno de los tres testigos que podían reconocerlo. Y lo hizo.

La mujer se ratificó en el reconocimiento fotográfico que hizo en Bilbao el 5 de julio de 2003 en la Jefatura Superior de Policía. Los agentes le mostraron nueve imágenes y "sin ningún género de duda" señaló a Galán.

En el atestado policial no constaba el nombre de Galán, por lo que su abogada pidió que la cámara le enfocara para que lo reconociera de nuevo, pero el presidente del tribunal no lo autorizó. En su opinión, que no estuviera el nombre era irrelevante y señaló que la foto que marcó la mujer correspondía al imputado.

El acusado iba vestido igual que las dos sesiones anteriores: pantalones de un chándal azul, zapatillas de deporte, sudadera beis y azul y una gorra calada hasta los ojos. Galán comenzó a girar la cabeza cuando comenzaba la declaración de Sánchez, miró al suelo y se frotó la nuca y la cara con las manos esposadas. También se ajustó la gorra varias veces mientras la mujer hablaba por videoconferencia. En alguna ocasión se fijaba en las acusaciones.

El testimonio de Sánchez resultó desgarrador. La mujer confesó que, desde que sufrió el crimen, no ha levantado cabeza: "Estoy muy mal. He tenido intentos de suicidarme, pero al final no lo he hecho por mis familiares. Sin mi hijo no puedo vivir. Me da miedo salir por la calle y, sobre todo, de los hombres, porque pienso que me van a matar".

Su vida ha cambiado radicalmente, ya que, además de perder a su único hijo, el bar fue arrasado semanas después del doble homicidio. Un desconocido aprovechó que estaba ingresada en el hospital y lo desvalijó por completo. Se apropió de todos los objetos de valor, de los que no ha podido recuperar ninguno. También le robaron, supuestamente en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, las tres medallas que llevaba en el cuello cuando fue tiroteada. Al salir del centro hospitalario, ya no las tenía, según declaró ayer en el juicio. "Recuerdo los hechos todos los días. Ya no puedo recordar a mi hijo cuando era pequeño. Sólo tengo la imagen de cuando lo mató en el bar", explicó Sánchez. "No tengo plan de futuro". La dueña del bar no ha recibido ninguna pensión ni ayuda del Estado, pese a haberla solicitado.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.
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